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Renovarse, extinguirse o ser un partido ‘zombie’: ¿cuál podría ser el futuro del PRI en México?

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Rodrigo Duarte

El otrora partido hegemónico en México vive sus horas más tristes gobernando apenas dos de 32 estados tras obtener la votación más baja de su historia en las últimas elecciones, y con su militancia y dirigentes reclamando la renuncia de su líder, quien se prepara para reelegirse. Sputnik habló con expertos para analizar el futuro del tricolor.

Alejandro ‘Alito’ Moreno, elegido presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en agosto de 2019, prometió dejar el cargo en el 2023, pero finalmente anunció que se quedaría un año más, argumentando que debía supervisar la campaña presidencial del tricolor y la composición de su alianza con el PAN y el PRD.

Sin embargo, pese a los malos resultados del PRI en los comicios nacionales del junio pasado, donde no solo la candidata presidencial de la alianza perdió por más de 30 puntos contra la abanderada oficialista, sino que la votación por el partido se hundió a un mínimo histórico de cinco millones y se perdieron los Congresos de Coahuila y Durango, los últimos dos estados que gobierna (de los 11 que controlaba al comienzo de la era ‘Alito’ 2019), Moreno decidió dejar de lado su promesa inicial y anuncia que continuaría al frente del partido.

Así, este 7 de julio, luego de que los dirigentes cercanos a ‘Alito’ elaborasen esta semana los nuevos estatutos partidarios desechando la histórica prohibición de los altos cargos a reelegirse, se espera que la 24 Asamblea Nacional del PRI vote por amplia mayoría a favor de que Alejandro Moreno continúe como presidente del Comité Ejecutivo Nacional, así también como que siga su alfil Carolina Viggiano como secretaria del mismo organismo.

La decisión de Moreno de aferrarse al cargo, sumada a un nuevo mal desempeño electoral del PRI —ahora además como parte de una fallida alianza con el PAN, su histórico rival, y el PRD, otro aliado impensado hace unos años—, ha provocado renovados llamados para que ‘Alito’ dé un paso al costado y promueva un nuevo liderazgo y una renovación generacional.

Eso quedó claro en un desplegado publicado en los últimos días en distintos medios, donde más de 250 figuras del partido, entre exgobernadores, excandidatos a presidente, antiguos miembros del comité nacional y hasta veteranos como Manlio Fabio Beltrones no solo se pronunciaron en contra de la reelección de Moreno, sino también exigieron que el partido haga un profundo análisis de las causas que lo ha llevado a esta agónica situación antes de elegir cualquiera nueva autoridad.

Los firmantes priistas, que reclaman la dimisión de Moreno “dada la dimensión de la grave crisis que vive el partido y las cruciales transformaciones que este requiere para seguir siendo una opción políticamente viable”, piden además que se renueven todos los órganos interinos, es decir, es desplazamiento de todas las cúpulas colocadas por Moreno y buscar “cuadros de prestigio para reemplazarlos”.

El propio Beltrones, quien desde septiembre ocupará una banca en el Senado, no limitó su campaña contra Morena a los desplegados y realizó varias entrevistas en los últimos días, calificando la decisión de ‘Alito’ de mantenerse en el cargo como “irresponsable” y añadiendo que era “absurdo” pensar que mantenerlo como líder era la solución para resolver la crisis por la que atraviesa el partido. Si se quedara Alito, advirtió, el daño que se la haría al partido sería “mayúsculo”.

¿Renovación, extinción o irrelevancia?

Sin embargo, más allá de que ‘Alito’ se vaya o se quede (siendo esto último lo más probable), analistas consultados por Sputnik coinciden que el futuro no luce demasiado prometedor para el PRI, incluso si logra evitar sufrir el mismo destino que el PRD y mantener su registro como partido.

Para Roberto Morris, experto en comunicación política graduado de la Universidad Iberoamericana, el primer escollo que debe sortear el partido es quitarse el lastre de Moreno que, en su opinión, no solo se ha mostrado como un líder con poco atractivo electoral y demasiados escándalos a su alrededor, sino que ha expulsado del PRI a dirigentes y electorados enteros claves para su éxito.

“No solo alejó a cuadros importantes, como Eruviel Villegas o Miguel Ángel Osorio Chong, sino que las propias bases del partido, los obreros, los campesinos, la CTM (Conferencia de Trabajadores de México) y la CNOP (Confederación Nacional de Organizaciones Populares) dejaron de votar PRI durante su liderazgo”, afirma.

Lo segundo que debe hacer la dirigencia, señala, es decidir qué partido quiere ser el PRI, añadiendo que debe revertir la deriva neoliberal que marcó al partido desde la presidente de Carlos Salinas de Gortari y continuó con su alianza con el PAN, una formación con una plataforma pro-empresariado.

“Hay que recordar que el PRI nació como un partido de izquierda, de los trabajadores. Y resulta que luego, por ejemplo, [el candidato presidencial del PRI] José Antonio Meade en el 2018 es el único en contra de incrementar el salario mínimo y a favor de recortar los programas sociales. ¿Cómo pudo haber pasado?”, se pregunta el experto.

En ese sentido, califica de “despropósito” la alianza con el PAN, ya que va en contra no solo que es el partido sino de lo que siempre le hizo ganar elecciones.

“Porque al PRI y al PAN les fue mejor separados en el 2018 que juntos en el 2024, ¿no? Es decir, sí, las alianzas son importantes, pero no puede provocar un cortocircuito con tu electorado. Por eso creo que el PRI tiene que redefinirse como partido, y principalmente tener un proyecto de verdad, que no sea nada más oponerse al presidente López Obrador“. afirma.

De no suceder eso, advierte Morris, el partido corre el riesgo de extinguirse en los próximos años. “Por supuesto que es una reconstrucción que podría tardar años y que va a ser difícil, pero si no lo hacen, no habrá nada que rescatar”, agrega.

Por su parte, el doctor en ciencia política Maximiliano García Guzmán, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cree que otro derrotero es posible para el histórico partido mexicano: ni reinventarse ni morir, sino una suerte de estadio intermedio.

“Creo que el PRI es demasiado grande para extinguirse. Todavía tiene demasiado poder territorial, demasiados dirigentes y votantes, en general mayores, que son leales a las siglas y a su historia. Entonces lo más probable es que sobreviva pero como un partido zombie, como una sombra de lo que fue pero todavía funcionando y no exactamente irrelevante, porque negociaría —como de hecho ya lo ha venido haciendo en la presidencia de AMLO— su apoyo para distintas votaciones e iniciativas con el oficialismo. Sería como una suerte de partido satélite de Morena, como lo es el Partido Verde ahora, pero manteniendo formalmente su autonomía”, afirma.

Por ello, García cree que la coalición entre el PRI y el PAN (el otro socio, el PRD, perdió su registro tras la debacle electoral de junio) no se mantendrá en porque ambos partidos seguirán trayectorias opuestas, lo que hará insostenible a la alianza.

“Mientras el PRI buscará mantener una buena relación y hasta ser funcional —a un precio, claro— al gobierno de Morena, el PAN, luego de haber intentado y fallado en las elecciones con una candidata mujer, que prometía no quitar los programas sociales, etcétera, hará lo contrario y lo veremos radicalizarse todavía más, actuar de manera todavía más confrontativa con el oficialismo. Por lo que veremos una clarificación del espacio político. Una oposición panista más dura y un PRI más dócil. Menos fuerte, pero todavía resistiendo”, concluye.

Fuente:https://latamnews.lat/

Foto: Tomada de https://twitter.com/PRI_Nacional/media

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