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Argentina afronta las elecciones más inciertas de su historia democrática

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Buenos Aires.- Más de 35,4 millones de personas en Argentina han sido convocadas a las urnas este domingo 22, para elegir al próximo presidente del país en un escenario electoral dividido en tres tercios que deja más abierta que nunca la incógnita de los resultados del escrutinio.

Dichos tercios, que supo anticipar la vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), salieron de las elecciones primarias del 13 de agosto, para sorpresa de todos y descrédito de las encuestas, que no lograron prever el nuevo ciclo político que comenzó a gestarse en esta nación sudamericana.

Entre los tres candidatos más votados en esa instancia electoral, apenas hubo una diferencia de poco más de 2 puntos porcentuales.

LOS TRES EN CARRERA

El candidato más apoyado fue el líder de La Libertad Avanza (ultraderecha), el economista Javier Milei, un recién llegado a la política, como él bien presume al criticar a la casta, pues su debut tuvo lugar en las elecciones parlamentarias de 2021, cuando se consagró como diputado por la ciudad de Buenos Aires y su fuerza resultó ser la tercera más votada en la capital.

Envalentonado por la seguridad de saberse favorito de cara a los comicios generales, y con la esperanza de ganar en primera vuelta, Milei propone la dolarización de la economía, el cierre del Banco Central (BCRA), la libre venta de órganos y de bebés, el mesianismo del mercado y la consecuente privatización de organismos estatales, sean los trenes, la petrolera YPF o Aerolíneas Argentinas.

En el ámbito internacional, el legislador también está dispuesto a romper relaciones con los dos socios principales del país, Brasil y China, y además rechaza el ingreso de Argentina en el Grupo BRICS, integrado por esas dos naciones junto a India, Rusia y Sudáfrica, el cual está previsto para el 1 de enero de 2024.

Más difícil lo tiene el ministro de Economía y candidato por la coalición oficialista Unión por la Patria (centroizquierda), Sergio Massa, en un país con una economía quebradiza que acumula una inflación de 138,3 por ciento en el último año y que se aceleró en los últimos dos meses, hasta llegar a 12,7 por ciento en septiembre.

En Massa se apoya todo el peronismo para continuar en el Gobierno, pero el riesgo de una hiperinflación acecha a este ministro y candidato, dos funciones que compaginó en las últimas semanas, con una agenda voraz, mientras intentaba controlar los daños de la devaluación del 22 por ciento que decretó un día después de las elecciones primarias por exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), otro lastre que condiciona su capacidad de maniobra.

El acuerdo vigente con el FMI para reestructurar una deuda de 44.000 millones de dólares heredada del Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) ha tenido a Massa contra las cuerdas, por las condiciones que conlleva el programa y por los vencimientos de deuda que acorralan a una nación con escasas reservas en el Banco Central (BCRA).

En una economía tan desbalanceada y por el nerviosismo que generan las elecciones, la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el que se obtiene en circuitos informales trepó hasta llegar la semana pasada a los 1.000 pesos por dólar, aunque Massa consiguió en los últimos días amortiguar su escalada a base de operativos.

Aunque su fuerza fue la segunda más votada en las elecciones primarias, la que menos probabilidades tiene de entrar a una eventual segunda vuelta es la candidata a presidenta por la alianza opositora Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich.

La exministra de Seguridad en la gestión de Macri -obsesionada con terminar con el kirchnerismo que gobernó entre 2003 y 2015 y que también integra la actual gestión presidida por Alberto Fernández- promete mano dura, un severo ajuste fiscal, y el fin de los controles bancarios, para lo que planea pedir aún otro préstamo al FMI.

En estas elecciones también compiten por la presidencia la candidata del Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad (FIT-U), Myriam Bregman, y el postulante peronista del espacio Hacemos Nuestro País (centroderecha), el gobernador de Córdoba (centro), Juan Schiaretti.

OPERATIVO ELECTORAL

Argentina no solo definirá quién será su próximo presidente y vicepresidente, sino que también renueva de manera parcial las dos cámaras del Congreso y elige a 19 parlamentarios del Mercado Común del Sur (Mercosur) por distrito nacional, y a otros 24 por distrito regional.

En Diputados entran a competir 130 de las 257 bancas existentes, y en el Senado, 24 de las 72, en representación de ocho provincias.

De manera simultánea, cuatro de los 24 distritos del país elegirán a sus gobernadores: la provincia de Buenos Aires (este), donde habita el 37 por cierto del padrón electoral; la capital, donde vive el 7,1 por ciento de los votantes de todo el país; Catamarca (noroeste) y Entre Ríos (este).

En una nación en la que el voto es obligatorio para los ciudadanos de entre 18 y 69 años, más de 86.000 integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad se desplegarán por los 16.888 establecimientos electorales habilitados para el sufragio.

Desde las 8.00 hora local (11.00 GMT) del viernes se dieron por finalizados los actos proselitistas y comenzó la veda, que impide realizar actos públicos, publicar encuestas o difundir sondeos preelectorales.

El escrutinio provisorio, adjudicado a la empresa española Indra, se llevará adelante a través de un operativo en el que también interviene la empresa de servicios postales de Correo Argentino, que desplegará 12.000 técnicos para digitalizar los telegramas de cada mesa, y que además facilita las instalaciones y los servicios de conexión en todo el territorio.

Los resultados provisorios de las elecciones primarias se conocerán a partir de las 21.00 hora local (00.00 del lunes GMT), y el recuento definitivo de los sufragios, que es el que tiene validez legal, lo realizará la Justicia Nacional Electoral a las 72 horas de concluidos los comicios.

Habrá una segunda vuelta de las elecciones, prevista para el 19 de noviembre, en caso de que ninguna fórmula supere el 45 por ciento de los votos afirmativos o al menos alcance el 40 por ciento de los sufragios y mantenga una diferencia porcentual mayor a diez puntos sobre la segunda fuerza más votada.

Fuente:https://sputniknews.lat

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