Cuando el mago y veterano del ilusionismo Andrés Milonás ganó el Premio Nacional Enigma, en el 2016, se encontraba, aparentemente, “en la cúspide” de su carrera. Sin embargo, le decepcionó que, para mantenerse, debía seguir trabajando en shows infantiles.
Un tanto “asqueado” de sentirse “plastificado” por el ámbito comercial, Milonás se retiró de la magia por cuatro años y decidió estudiar cine en Casa Lamm, donde se sumergió en el estudio de las distintas corrientes cinematográficas.
Cine temprano, cine documental, cine de ficción, cine de Hollywood son algunas de las corrientes que conoció. Pero una sola, relata el mago a Eitmedia, captó por completo su atención e intelecto: el cine poético.
El cine poético, expone Milonás, se caracteriza por ser un “cine más autoral” que incluye a las vanguardias artísticas de otras disciplinas, tales como el surrealismo y el dadaísmo.
“Fue el que más me apasionó, pero yo no sabía bien por qué era el que más me gustaba”, dice.
En la academia, explica, el cine suele ser conectado con la magia sólo como antecedente, es decir, aparatos como la linterna mágica de Kircher –usados por los magos desde el barroco– se convirtieron en un medio de comunicación y entretenimiento que antecedió al cine.
No obstante, Milonás descubrió que sus ídolos, los cineastas poéticos del siglo XX –como Maya Deren, Alejandro Jodorowsky, y David Lynch–, pueden ser estudiados a partir de la tríada cine-poesía-magia.
Esto, añade, debido a que, sin ser magos, hacen uso de técnicas como la aparición, la desaparición, la transportación, la transformación, la teletransportación, y la restauración.
“Cuando lo vi, dije: estoy condenado. Estoy condenado a la magia”, expresa el artista de 25 años.
Tras dicho descubrimiento, Milonás quiso explorar a profundidad la relación entre estas tres disciplinas, y plasmar sus perspectivas al respecto en un libro editado por él mismo.
La primera edición de su ensayo “Magia Poética: De lo escénico a lo cinematográfico” fue lanzada en Monterrey el pasado 20 de octubre, durante la convención de magia “Enigma”. Todos los ejemplares se agotaron en el evento.
La tesis principal del volumen, detalla, es que “los efectos mágicos (…) son figuras retóricas que, a través de la historia del cine, durante más de 100 años, siguen utilizándose como elemento expresivo en el cine”.
En pocas palabras, concluye Andrés Milonás, la magia siempre ha estado presente en el cine. ¿A través de qué? A través de la poesía visual que, al final del día, es magia.
Por: Paula Román – eitmedia.mx
