La violencia en México es estructural y, dada la gravedad de la situación, no hay una estrategia política ni social para que la situación cambie, expone en una entrevista con Sputnik el escritor mexicano Hiram Ruvalcaba.
El también doctorando en humanidades por la Universidad de Guadalajara aborda este fenómeno en su novela Todo pueblo es cicatriz (Random House, 2023), la cual se sitúa principalmente en Jalisco, entidad ubicada en el occidente de la nación latinoamericana.
“Es una situación sumamente grave que tengamos un país tan fracturado, tan lacerado por la violencia y que no contemos con una estrategia desde la sociedad civil para mejorar la situación”, apunta el autor.
“No voy a decir que todo está mal, hay muchas cosas buenas, pero las negativas están fuera de control. Todos los días hay feminicidios, hay casos de migrantes que desaparecen durante su travesía hacia Estados Unidos en este Triángulo de las Bermudas llamado México y diariamente hay jóvenes entre 11 y 13 años que se unen al sicariato“, observa.
Ruvalcaba hace énfasis en que, a partir del sexenio del expresidente mexicano Felipe Calderón (2006-2012), quien inició una estrategia fallida contra el narcotráfico, estos eventos se han recrudecido.
A partir de ahí, “fue un desmadre incontenible”, dice. “Años después, aprendimos que Genaro García Luna (exsecretario de Seguridad Pública en el Gobierno de Calderón) estaba vinculado con los grupos de criminales a los que, decía, estaba tratando de atacar (…). A partir de ahí, hemos visto desmembrados, desaparecidos, madres marchando y buscando a sus seres queridos” y no se les da respuesta, acota.
Si bien su libro se desenvuelve entre 1996 y la primera década del siglo XXI, principalmente, las historias no están alejadas de los acontecimientos actuales.
A través de 225 páginas, el narrador muestra su perspectiva no solo de la vida y muerte de su vecina Sagrario, de la profesora Rocío o de su tío Antonio; también hace énfasis en las posibles situaciones que llevaron a las personas a cometer los tres asesinatos. Igualmente, en el texto menciona otro tipo de eventos que, en su opinión, rara vez se toman como actos violentos, como el abandono paterno.
“[Con las vivencias de quienes perpetraron los delitos] se muestran los diversos matices de la cultura mexicana, de qué tan lejos estoy yo de realizar ese tipo de acciones (…) Trato de no demonizar porque, finalmente, ellos son producto de la sociedad en la que vivimos”, reflexiona Ruvalcaba.
Jalisco: un caso aparte en México
Desde hace algunos años, Jalisco se ha colocado en la agenda nacional E internacional por diversos hechos delictivos, que van desde la pugna entre grupos del crimen organizado hasta las desapariciones forzadas, como la ocurrida en agosto en Lagos de Moreno, caso que, hasta la fecha, no ha sido resuelto.
Ruvalcaba, quien nació en Zapotlán, en la zona sur del territorio jalisciense, afirma que el incremento de la violencia en la región se dio a partir del auge de la agroindustria, la cual fue impulsada por la comercialización de berries, aguacates y agave.
“Se vio en Michoacán esa situación (…) y en Jalisco se replica. Esto ocurre porque en la agroindustria hay muchísimo dinero y al crimen organizado le interesa todo lo que tenga que ver con [recursos económicos]”, comenta.
No obstante, el también autor de Los niños del agua refiere que en los últimos siete años, “Jalisco ha entrado en un ciclo de violencia extrema e incontenible”, debido a situaciones sumamente graves, como el homicidio de ocho jóvenes que trabajaban en un supuesto call center clandestino en Zapopan, municipio de la entidad, ocurrido en mayo de este año.
“Hay algunas cosas tan horrendas que parecen sátiras. Por ejemplo, en 2018, el Gobierno [estatal] abandonó un camión congelador lleno de cadáveres en la colonia Paseos del Valle, en Tlajomulco. Parece inverosímil, pero está documentado que hasta los vecinos tuvieron que hablar porque se quejaron del mal olor” y la respuesta de las autoridades fue que ya no tenían más espacio para guardar los cuerpos, recuerda.
La ruta para alcanzar un cambio
En Todo pueblo es cicatriz, Ruvalcaba plantea algunos aspectos como la búsqueda de justicia y, a su vez, cómo las familias continúan con sus vidas después de los feminicidios y homicidios de sus seres queridos.
Pero otro ámbito que también se observa en la novela es cómo los actos violentos están cada vez más normalizados, por lo que las cifras y los casos le impactan solo en algunas ocasiones.
“Desconozco hasta qué punto las cosas puedan cambiar en torno a cómo estamos viviendo la violencia y cómo educamos a las infancias y adolescencias, pero sí creo que, de manera urgente, debemos modificar la apatía tradicional con la que nos enfrentamos en los actos violentos, y sustituirla por la empatía”, reflexiona el escritor.
Fuente:https://sputniknews.lat
© Foto : Masao Yanome
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