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Brasil regresa a África: ¿podrá la economía más grande de Latinoamérica retomar el terreno perdido?

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Hasta mediados de la segunda década del siglo XXI, Brasil y África vivieron los años dorados de sus relaciones, con una intensa cooperación económica y diplomática. Una de las señales de identidad del período fue la expansión de las empresas brasileñas por el continente africano, con grandes proyectos de infraestructuras, alimentación y sanidad.

En 2013, el comercio bilateral alcanzó uno de sus mejores momentos, cuando totalizó casi 30.000 millones de dólares. Pero, ¿qué ocurrió en los años siguientes?

Brasil y el continente africano: lazos culturales muy fuertes

Separados por un océano y eternamente unidos por la historia de la colonización, la relación entre Brasil y África es constante tanto económica como socialmente y, como toda relación, ha tenido sus altibajos. En el pasado reciente, la intensa integración fue vista como una amenaza por la Unión Europea (UE), que temía perder su influencia frente a Brasil.

Prueba de ello era el hecho de que en 2010 una sola empresa brasileña empleaba a casi 30.000 funcionarios en el continente africano: Odebrecht, que entonces facturaba aproximadamente 1.142 millones de dólares estadounidenses.

Sin embargo, la crisis financiera y política que atraviesa Brasil desde 2015 también afectó drásticamente a la cooperación con el territorio. Tanto es así que el año pasado, el comercio entre Brasil y África fue un tercio de lo que era hace nueve años, de acuerdo con el Gobierno federal. Parte de esto se debe a la política exterior, llevada a cabo por el expresidente, Jair Bolsonaro (Partido Liberal), que ni siquiera viajó a ningún país del continente africano durante su mandato.

Para revertir este escenario, el asesor especial del presidente actual para asuntos internacionales, Celso Amorim, ya prometió que la política exterior de Brasil se centrará en los países africanos en 2024.

¿Cuál es la relación entre Brasil y África?

Acacio Almeida, profesor de Relaciones Internacionales y especialista en África de la Universidad Federal del ABC (UFABC), comunicó a Sputnik que ya en 2008 Europa se había incomodado con la presencia de Brasil en el continente.

“Cuestionaban hacia dónde iba esto, cuál era el peligro. Por supuesto, no se materializó y Brasil dejó de ser un actor importante en este campo”, subrayó el experto, que celebra el proyecto de ampliación de las relaciones bilaterales en la región, apoyado por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva.

Sin embargo, el experto afirmó que la situación es diferente a la de hace 20 años, cuando Lula fue elegido presidente por primera vez, y ya señaló la importancia del acercamiento.

“En aquella época, hubo factores que coincidieron, como el renacimiento africano con el brasileño, del que ya no se habla. Además, en esas dos décadas, África no se quedó quieta esperando a Brasil. Hemos tenido la expansión del campo de influencia de otros países, especialmente China, y Celso Amorim sabe muy bien lo que esto significa”, aclaró.

Almeida recordó una gran conferencia que reunió a intelectuales y autoridades brasileñas y africanas en Salvador, en 2006, en la que se reafirmó la necesidad de estrechar los lazos entre las naciones.

“Este momento actual es una oportunidad para que Brasil reanude quizás las relaciones sobre la base de lo acordado, que es formar un bloque. Brasil puede volver a pensar en su deseo de convertir el Atlántico en un río y crear una acción más profunda con los países africanos”, declaró.

En cuanto al discurso comúnmente utilizado por los gobiernos pasados de Brasil en las últimas décadas, que el país es hermano del continente africano por ser la nación con mayor número de afrodescendientes fuera de África, para acercar las relaciones, pasó a la historia. “Hoy en día esta línea se desgastó”, expresó el académico, quien insistió en la necesidad de considerar la región no solo como un mercado potencial de consumo.

Hay un mundo de posibilidades en el territorio, especialmente en sectores como el desarrollo tecnológico, la producción agrícola, la salud y la formación de profesionales cualificados, explica a Sputnik Brasil Braulio André, investigador en Economía Política Mundial, Planificación Regional y Urbana, Geopolítica y Geoestrategia de la Universidad de Sao Paulo (USP).

“Y me parece que el Gobierno brasileño, además de traer empresas del país en el sector de construcción e infraestructura, se ha preocupado por establecer asociaciones en estas otras áreas”, argumentó.

Según el analista, así es como el país puede conquistar espacio en el continente frente a la rivalidad de potencias como China y Estados Unidos. “Conquistando este espacio, encontrará muy fácilmente otros mercados no solo en los países de lengua portuguesa, sino también en otros idiomas”.

África: “Nueva frontera para el capitalismo”

El investigador de la USP también cree que el mundo occidental solo ve en el continente africano una nueva frontera para el capitalismo, dado su mercado interior potencial de más de 800 millones de personas. Sigue habiendo un gran interés por los abundantes recursos naturales de la región, especialmente los minerales, que son la base del desarrollo tecnológico actual.

“El continente africano sigue siendo un fuerte exportador de materias primas para el desarrollo de otros países. Creo que Brasil, en este sentido, también tiene interés en el desarrollo económico, social y político de África. Obviamente, se trata de relaciones bilaterales, basadas en el interés. Lo que Brasil puede aportar para el desarrollo de estos países necesita tener un retorno de lo invertido”, subraya.

Además, el analista destaca que el Gobierno de Lula busca recuperar parte del prestigio que perdió con las naciones africanas durante los gobiernos de Michel Temer (Movimiento Democrático Brasileño) y Jair Bolsonaro, así como su protagonismo geopolítico incluso entre los BRICS. “Hay un relativo debilitamiento político en el bloque y hay una necesidad de establecer nuevos socios para recuperar una cierta influencia en el continente africano”.

El profesor de la UFABC coincidió y agregó que Brasil está incluso en condiciones de trabajar en proyectos importantes para las naciones africanas en áreas como la salud, a través de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).

“Podemos retomar, por ejemplo, una vieja agenda de producción de vacunas, por parte de la organización contra enfermedades como la malaria, o pensar en la fabricación y distribución de vacunas para el COVID-19. Simplemente, vender productos es importante, pero los africanos ya están muy familiarizados con esta agenda y quieren otras más orientadas al desarrollo”, agregó.

“No tenemos capacidad para competir con China”

Solo en la última década, China invirtió 34.000 millones de dólares en todo el continente africano, especialmente en países como la República Democrática del Congo, Zambia y Kenia, mientras que el flujo de recursos estadounidenses hacia la región ha ido disminuyendo desde 2010. En 2020, por ejemplo, Estados Unidos invirtió en naciones africanas la mitad de la suma que destinó Pekín.

Todo esto, de acuerdo con Acacio Almeida, demuestra que Brasil no tiene capacidad para competir con los chinos en la región.

“El papel que debemos buscar es ser un socio de China, también en África. Hace 10 años, por ejemplo, Brasil perdió algunos contratos de exploración de petróleo, que fueron ganados por los chinos, que contrataron a empresas brasileñas para hacer el trabajo. Esto demuestra que tenemos la tecnología para hacerlo, solo que no tenemos los medios para financiarlo”, concluyó.

Fuente:https://sputniknews.lat/

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