A raíz del violento episodio que vivió el Congreso de Nuevo León el pasado 29 de noviembre, el diputado presidente Mauro Guerra propuso autorizar a la Mesa Directiva la facultad de determinar un cambio de sede en caso de peligro.
Sin embargo, para aprobar dicha propuesta impulsada por el PRIAN, se requería la aprobación de dos terceras partes de los legisladores presentes. Con 21 votos a favor y 10 en contra, esta se quedó a un voto de ser aprobada.
En el acuerdo, además, se planteaba cancelar las visitas a ciudadanos hasta la clausura del Primer Periodo Ordinario, permitiendo la entrada solamente a los miembros de las bancadas, empleados del Congreso, y medios de comunicación.
Por último, se buscaba instruir a la Coordinación de Seguridad y a la Dirección de Comunicación Social a fin de que difundan las imágenes de aquellas personas que participaron la semana pasada en los disturbios dentro del Legislativo.
Sin embargo, los legisladores de Movimiento Ciudadano se posicionaron en contra del acuerdo, mientras que los de Morena votaron en abstención.
De acuerdo con la emecista Sandra Pámanes, la Constitución local establece en qué casos se considera el cambio de sede.
“El mismo artículo 97 también dice que el presidente ni ninguno de los diputados puede arrogarse de mayor responsabilidad”, señaló.
“Y eso es lo que está sucediendo ahorita, concediéndole al presidente de este Congreso, de manera unilateral, arbitraria, que puede decidir cuándo podemos estar aquí y cuándo no, sin la certeza jurídica ni siquiera de a dónde nos van a llevar”, agregó.
Por su parte, el morenista Waldo Fernández apuntó que un cambio de sede enviaría el mensaje equivocado a la ciudadanía.
“Esta es la casa de las y los neoloneses, y no porque un grupo de inadaptados que entraron al pleno y otros que arriba agarraron un extinguidor vamos a huir”, expresó.
“Este recinto le pertenece al pueblo de Nuevo León y ¡nunca más, bajo ninguna circunstancia, debe ser mancillado!”, concluyó.
Por: Paula Román – eitmedia.mx