viernes, 22 noviembre 2024
21.4 C
Monterrey

Carlos Moyà: “Ha Sido Un Camino Tortuoso, Con Muchas Curvas”

Últimas Noticias

Después de un año en blanco, Rafael Nadal regresará a la competición a finales de diciembre en el Brisbane International presented by Evie. Tras ser intervenido del psoas y de un viejo problema en la cadera, el campeón de 22 títulos de Grand Slam inició un duro proceso de rehabilitación con el objetivo de volver a jugar en 2024, y quizás cerrar su legendaria carrera peleando dentro de una pista de tenis.

Recién llegado de Kuwait, donde han entrenado durante varios días con Arthur Fils, y antes de marcharse a Australia, Carlos Moyà, técnico del español, se sienta con ATPTour.com para charlar en exclusiva de la etapa más difícil en la carrera del mallorquín.

¿Podría hacer una cronología de estos meses? Desde que Nadal tomó la decisión de operarse hasta estos últimos entrenamientos, con la mirada puesta en volver a jugar en Brisbane.
Todo el proceso que requiere una operación con reposo absoluto. Él tuvo una operación más complicada de lo que en principio se preveía. Una vez abrieron y vieron lo que había, era más delicado de lo que se pensaba en un principio. Mira que se hizo pruebas y resonancias… parece que no se vio bien lo que tenía y el tiempo de recuperación ha sido más largo de lo esperado.

También es verdad que si no se llega a operar era aún más complicado que se recuperase. El siempre tuvo claro que deseaba volver, y quería que su despedida fuera en la pista.

Tras la operación, fue un mes y medio de prácticamente no verle, ya que se marchó de vacaciones. Iba haciendo la rehabilitación dentro de unos condicionantes, ya que estaba en el barco, en Grecia. Luego, a finales de agosto, empezamos a entrenar. Nada, muy suave. Hacíamos dos días a la semana, veinte minutos. Una progresión muy lenta, íbamos hacia atrás un poco, volvíamos… Siempre muy conservadores.

Los inicios fueron duros, evidentemente. Hay momentos que lo ves complicado porque no acababa de mejorar. Siempre tuvimos tranquilidad por el constante contacto médico, con pruebas, para asegurarnos que la evolución era totalmente normal.

Poco a poco fuimos aumentando la carga y aumentando la intensidad, siempre con unos plazos muy establecidos que íbamos cumpliendo. A veces teníamos que dar un paso atrás, descansar un poco, ralentizar, pero es todo el proceso que conlleva una lesión de esta seriedad, y a estas alturas de su carrera en la que ya no tiene 20 años.

Hasta que poco a poco hemos podido ir avanzando, los problemas se han ido solventando y ahora está prácticamente preparado para poder ir a Australia a intentarlo.

¿Ha habido algún momento durante todo el proceso en el que usted haya pensado que no volvería?
Sí. Cuando pasas por un proceso de una operación como esta… Al final, entrar al quirófano es el último clavo ardiendo al que te agarras, y lo digo por experiencia, para intentar volver y retirarte en la pista. Sabiendo esos riesgos, lo ha intentado porque era la única manera que tenía si quería Ia volver.

Y cuando empezamos y llevamos un mes y medio o dos jugando, y vemos que la progresión es muy lenta… no sabes si es más lenta de lo esperado o no porque es la primera vez que estábamos en una situación así. Pero sí ves que tienes tus dudas, y en la cabeza del jugador también hay dudas: ¿responderá el cuerpo? ¿Será capaz de aguantar las cargas? Hay muchas preguntas que van surgiendo. No ha sido un camino de rosas, ni mucho menos. Ha sido un camino bastante virado y tortuoso, con muchas curvas.

Al margen del trabajo tenístico, ¿cómo ha sido su papel mental? Supongo que habrán sido muchos días de hablar, de dar ánimos, de estar ahí para escuchar.
Tanto yo, como el resto del equipo. Cuando hablo de mí, hablo del equipo entero, siendo conscientes de que estamos con un ser humano de 37 años que tiene su vida, su familia, sus aficiones y sus sentimientos. Hemos tratado de apoyar, haciendo lo que pensábamos que tocaba en cada momento, mirando por su bienestar y confianza.

A veces tocaba apretar un poco, a veces tocaba tirar para atrás. Según la situación que veíamos en el día a día, y sobre todo su estado mental y de motivación, unos días tocaba una cosa y otros días tocaba otra.

En ese aspecto, creo que él tiene un equipo de trabajo muy humano. Lo conocemos desde hace muchísimos años y creo que esa parte la ha tenido bien cuidada.

Ha sido una cuestión de encontrar el equilibrio entre lo que aprietas y aflojas. Hemos sido conscientes de que había que ir con cuidado. Con él siempre es fácil trabajar de cara al respeto que siente por todos nosotros. Creo que eso es muy importante, pero evidentemente ha habido días muy duros y difíciles.

¿Han sido sus momentos más duros con él?
Sin ninguna duda. Otras veces ha habido situaciones complicadas también, pero ahora ves que los cartuchos se van agotando. La vida útil de un deportista de élite tiene su fecha de caducidad, y él se va acercando a ella. Uno nunca es consciente de cuándo es ese momento, pocas veces lo es. Uno siempre sigue intentándolo. Y creo que en ese aspecto todos hemos tenido nuestras dudas de que pudiera llegar a ir a Australia, y él era el primero.

Yo las he tenido en cierta parte del proceso, en ciertas etapas. He tenido la sensación de que podía ser el final, sin tener la opción de volver a jugar. Ha sido el momento más complicado que he vivido con él.

“Creo que no me merezco terminar así, en una rueda de prensa”. Eso fue lo que él dijo cuando anunció en mayo que paraba para operarse, pero que tenía la intención de regresar para poder despedirse. Eso fue lo que seguramente le pasó a Roger Federer, que no pudo decir adiós de la forma que habría deseado…
Nadie puede decir que el deporte sea justo. De todos los grandes jugadores que se han retirado a lo largo de la historia… pocos lo han hecho como han querido. Habrá habido dos o tres que se han retirado de la manera que ellos han querido. Sampras, quizás, es el que me viene a la cabeza como alguien que se ha retirado como ha querido, ganando y estando arriba. De los demás, Edberg en su día se retiró anunciando que era su último año, jugando un gran tenis y siendo vigente. Seguro que ha habido más, pero no me vienen a la cabeza más de dos o tres tenistas que se hayan retirado de la manera que habían soñado.

“Espero tener la capacidad de no exigirme lo que me he exigido durante toda mi carrera”, reflexionó Nadal hace unos días en su cuenta de Instagram. ¿Será capaz de hacerlo?
No es fácil. Por mucho que se lo intentamos meter en la cabeza y hacérselo ver, él cuando entra a pista es un animal competitivo. Gran parte de mi trabajo y del equipo ha sido pararle. Pararle en cuanto a carga de entrenamiento, pararle en cuanto a horas de trabajo, a intensidad.

Un ejemplo. Yo de vez en cuando le digo: ‘ahora organiza tú el entreno’. A mí me sirve para ver también qué es lo que le gusta hacer, qué es lo que él valora y si hay algo que falta por hacer. Es algo que me sirve mucho. Cuando se lo dije, era un momento en el que Rafa estaba empezando ya a arrancar y a tirar, pero me dijo: ‘Carlos, prefiero que lo hagas tú. Si lo hago yo, voy a tirar para adelante. Mi cabeza quiere, pero creo que mi cuerpo todavía no. Entonces, prefiero que lo sigáis haciendo vosotros’.

Eso te dice un poco que él está para darlo todo, para ir a tope, para ir al 100%. Evidentemente sabe que ahora mismo todavía no está a su mejor nivel, pero que poco a poco lo va a ir adquiriendo. Eso es parte de nuestro trabajo también. Estos días en Kuwait hemos entrenado con Fils, y la verdad que muy bien, mucho mejor de lo que él se podía esperar. Rafa llegó allí pensando que no iba a ser competitivo, que no iba a estar a la altura y sale convencido de que puede ser que sí.

¿Está en un nivel reconocible tras los días entrenando en Kuwait?
Todo tiene una progresión. Para ir completando tu mejor nivel, las dificultades deben ir siendo mayores. Esto es como un videojuego. Puedes pensar que estás jugando muy bien, pero te pasan a la última pantalla y te eliminan en dos minutos. Es un poco lo mismo. Vas empezando con la primera pantalla, luego la segunda, vas eliminando a jefes finales que poco a poco van siendo un poco más duros. Esto es un paralelismo para mí bastante adecuado. Cada vez se va poniendo un poco más difícil, pero tu nivel como jugador también va subiendo. Creo que la progresión que estamos siguiendo es la correcta.

Si sumamos todo, Nadal lleva más de un año y medio sin jugar con regularidad. ¿Cuál es el mayor temor ahora mismo al regresar ahora después de tanto tiempo parado?
Para mí, claramente la asimilación de las cargas de los partidos. Creo que ese es mi mayor temor. Rafa va a pasar de entrenar, que está muy bien, a competir. Y es imposible tener las mismas condiciones en un entreno que en un partido. Jugar al mejor de cinco sets, ganar, descansar, volver a la pista a los dos días… Esa es la duda que tengo ahora mismo, sobre todo para un Grand Slam. Pero tenemos tiempo. Si empezara mañana el Abierto de Australia, sería un miedo real. Falta todavía un mes, un torneo antes en Brisbane, entrenos exigentes… Todo eso creo que le va a poner en condición de poder aguantarlo. Pero ahora mismo ese es mi temor.

Aunque pueda jugar usando el ranking protegido en sus primeros nueve torneos en el regreso, eso no le impedirá poder jugar contra rivales muy fuertes desde la primera ronda…
Está claro que los sorteos van a jugar un rol importante en la vuelta, sobre todo porque queremos que vaya jugando partidos. Yo nunca he sido del pensamiento de que Rafa necesita ritmo porque es demasiado bueno para eso, pero ahora la situación es distinta. Nos interesa que juegue partidos, que pueda ir ganándolos para completar ese nivel.

¿Hay un objetivo claro en la temporada como podía serlo Roland Garros anteriormente?
Está claro que Roland Garros siempre ha sido su torneo fetiche y en este caso no cambia nada. También está claro que faltan seis meses, hay que ver cómo llega, hay que ver los partidos que ha jugado, su nivel, su competitividad. Hay muchas incógnitas que el tiempo van a ir despejando, pero está claro que Roland Garros es un torneo que le hace muchísima ilusión, como toda la temporada de tierra batida, que es su época favorita del año.

Rafa ha dicho que posiblemente sea su último año, pero que no quiere ser esclavo de sus palabras. ¿Es posible que las cosas vayan mejor de lo que esperáis y decida seguir?
Es que es lo que digo: dejar un deporte que has hecho toda tu vida, que engancha por esa adrenalina tan especial, es muy complicado. Él no se quiere cerrar la puerta. Si todo va bien, y aguanta, ¿por qué no seguir? Si disfruta, se lo pasa bien y es lo que le gusta hacer, ¿por qué no? Pero hay demasiadas incógnitas ahora mismo como para decir dónde vamos a estar dentro de un año. Puede pasar de todo.

¿Hay algo que le pueda sorprender de Nadal a estas alturas?
No te puedes sorprender de nada. Positivamente no te puedes sorprender nada. La verdad que estando con él he visto cosas impensables y de otro mundo y ¿por qué no? Sigue siendo Rafa Nadal, sabemos con el que jugador que estamos.

¿La más grande de todos estos años fue la final que le ganó a Medvedev en Australia?
Medvedev, el Roland Garros que ganó ese año… Yo sé las condiciones en las que llega, sé cómo está en cada partido, veo lo que tiene y lo que hace. No sé si en la historia del tenis hay algún jugador que haya ganado un Grand Slam en las condiciones en las que estaba Rafa en Roland Garros.