El consumo de vaporizadores, también conocidos como vapeadores, ha encendido las alarmas en México durante los últimos años, razón por la que el presidente Andrés Manuel López Obrador emitirá una iniciativa para prohibirlos. Sin embargo, expertos consultados por Sputnik consideran que eso solo aumentará su uso.
“La experiencia nos lo ha mostrado varias veces y a lo largo del tiempo: Cuando se prohíbe cualquier cosa, es más atractiva para consumir. Lo mejor es regular la situación”, explica el doctor en química por el Imperial College London Carlos Rius.
En este tenor, el doctor Paul Carrillo Mora, docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), precisa que lo ideal sería educar a la población sobre los riesgos que corren al consumir esta clase de productos.
“A lo que apostaría es a informar acerca de los riesgos que hay para la salud y de caer en una adicción. Si ponemos frente a frente los efectos del tabaquismo, que ya conocemos desde hace muchas décadas, contra los que se han visto con los vapeadores, sí parecen menores, pero el error de tratar de comunicar que esta moda de los vapeadores es inocua”, indica.
El 11 de diciembre, el mandatario mexicano dijo que, antes de finalizar 2023, enviaría una iniciativa para frenar la venta y consumo de los vaporizadores.
“No voy a ser cómplice de algo que le hace un gravísimo daño a los jóvenes. Les acaba todo su sistema respiratorio”, aseguró en su conferencia de prensa. En su mensaje, López Obrador agregó que en esta industria actúan diversos intereses y fuertes cantidades de dinero.
Los dichos del jefe de Estado mexicano surgieron en respuesta a un amparo que el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Javier Laynez otorgó a una compañía dedicada a este rubro, con el fin de que continuara vendiendo sus productos en Morelos, entidad localizada en el sur de la Ciudad de México.
¿Qué contienen?
Los vapeadores tienen diversos elementos y, aunque se promocionan desde la primera década del siglo XXI como una alternativa segura frente a los cigarros con tabaco, no son tan saludables como parecen. Para que el humo luzca como el de un cigarrillo convencional, se emplea glicerina, uno de los pocos elementos no dañinos de este producto.
Además de nicotina que, en ocasiones, rebasa los niveles de los productos con tabaco, “los vaporizadores tienen aceites esenciales, de los que usamos en casa para aromatizar (…). Tienen un sistema de resistencia eléctrica que se calienta entre 600 a 1.200 grados centígrados; por ahí pasa una pequeña cantidad del material que yo estoy aspirando y exhalando. Ahí es donde se empiezan a ver las diferencias. Es muy distinto que disperse un aceite o sustancia a través de ultrasonido que a la de una resistencia eléctrica, ya que, dentro de ella, existen diversas reaccione químicas (…). Son cientos de elementos, entre ellos, varios cancerígenos“, expone Rius.
La gravedad de esto es porque esos químicos entran directamente a los pulmones, lo que causa un impacto mayor en los consumidores.
El químico, quien también es profesor en la UNAM, refiere que hay compañías que agregan drogas a los productos, como el fentanilo, cocaína o mariguana, con el fin de hacer más adictivo el vapeador.
“Hay algunos vaporizadores a los que les están poniendo extractos de marihuana, de cocaína o de otro tipo de barbitúricos para que se genere una dependencia de la persona que estoy tratando de vender el [cigarro electrónico]”, apunta.
Secuelas para la salud
Debido a la mezcla de ingredientes que emplean los vapeadores, las secuelas para la salud son grave, sin importar la edad de quienes lo consumen que, en su mayoría, son jóvenes.
“Se ha descrito un síndrome pulmonar asociado al consumo excesivo de este tipo de dispositivos electrónicos y, a nivel cardiovascular, debido a la nicotina y a varios otros componentes, ha demostrado que puede incrementar la presión arterial, la rigidez en las arterias. Es decir, tiene muchas efectos similares, digamos al al tabaquismo”, señala Carrillo Mora.
El experto hace énfasis en que, a pesar de los elementos cancerígenos que contienen lo vaporizadores, aún se realizan estudios para conocer a qué nivel pueden causar esta enfermedad.
No obstante, hay avances en otro ámbito: los fumadores pasivos, que son aquellos que, sin fumar tabaco o un vapeador, también sufren merma en su salud.
“Se ha comenzado a estudiar, en especial, en aquellas personas que tienen algún problema pulmonar, por ejemplo, asma, si pueden desarrollar varias complicaciones. Pero, por el momento, se tiene especial preocaución en el caso de los niños porque, en ocasiones, son os que tienen más [padecimientos] respiratorios, ya que el vapor producir inflamación”, destaca el también médico especializado en neurociencias.
Dado el alto nivel de nicotina que contienen los vaporizadores, los especialistas recomiendan disminuir poco a poco la dependencia con ayuda de parches con esta sustancia.
Otro camino es acercarse a profesionales en salud mental y neumólogos, ya que “hay efectos de de adicción de cualquiera de estas sustancias. Por eso, los expertos les darán orientación, con el fin de buscar posibilidades para usar otro tipo de medicamentos y terapias para disminuir [el consumo]”, pondera Carrillo Mora.
Lucha de México contra los vaporizadores
México ha sido uno de los países más insistentes en frenar la venta y consumo de vapeadores. Desde 2020 realiza varias acciones para regular la popularidad de estos productos, especialmente entre la juventud. Ese año, las autoridades mexicanas prohibieron la importación de vaporizadores y las sustancias utilizadas en ellos.
Dos años más tarde, López Obrador firmó un decreto para prohibir el uso de nicotina en esos productos. El mandatario mexicano comentó en esa ocasión que un vapeador costaba 300 pesos (17,20 dólares) y se consumía en una semana, lo que generaba un gasto mensual de 1.200 pesos (68,81 dólares).
En abril de este año, el entonces subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en el gabinete federal mexicano, Hugo López-Gatell, presentó la campaña “Denunciatón nacional contra el vapeo”, con el fin de frenar su venta y uso entre la población.
“Tienen un estímulo de nicotina hasta 100 veces mayor al que puede producir fumar un cigarrillo. En los años 80 comenzaron a estimular la idea de sabores apetecibles (…) Supuestamente era menos tóxico, pero esto es falso”, expuso el epidemiólogo en ese evento.
Pero esto no ha sido suficiente. Rius hace énfasis en que, al no contar con una buena regulación de este mercado, es complicado conocer qué elementos tienen exactamente los vapeadores.
Por otra parte, “no tenemos una institución, aparte de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) mexicana, que haga análisis sobre sustancias que están en el mercado y están permitidas (…) Creo que fue un error muy grave el que la Cámara de Diputados y el Senado hayan aprobado la propuesta de ley de eliminar los vaporizadores. Lo efectivo hubiera sido regularlos”, estima.
Fuente:https://sputniknews.lat/ Angélica Ferrer
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