Si usted es de esas personas que piensan que las “mentiras piadosas” no hacen daño, quizá deba conocer la historia de la diseñadora gráfica Geraldine Fernández, a quien una sola conversación sobre hechos falsos le terminó cambiando la vida.
Cuando Fernández, una ilustradora colombiana de 30 años, les contó a sus amigas que, supuestamente, había trabajado en 25 mil fotogramas de la nueva película de Studio Ghibli “El niño y la garza”, una de ellas corrió a decirle a la prensa.
Incluso, Fernández aseguró que el aclamado animador japonés Hayao Miyazaki le apodaba “La Colombiana”.
Lo cierto es que ella, en realidad, solamente trabajó, de manera remota, en un par de ilustraciones del largometraje, pero exageró al dar a conocer sobre su trabajo en su círculo personal y redes sociales y, posteriormente, ante los medios de comunicación.
Fue hasta que su nombre no apareció en los créditos del filme que se generó una gran polémica.
Para ese entonces, ella ya había dado una conferencia en la Universidad Sergio Arboleda, donde dijo que había terminado con la mano torcida de tanto dibujar, y que había perdido quince kilogramos por tanta carga laboral.
Obligada a disculparse
El pasado 17 de enero, Geraldine Fernández publicó un comunicado en el que pide disculpas por los malentendidos derivados de sus mentiras y exageraciones.
“Reconozco ante la opinión y resto de medios que la situación se me salió de las manos, y para mí fue muy difícil retractarme en esos momentos, logrando así impactar a mis amigos, familiares, colegas, jefes, compañeros de trabajo, entidades, y sociedad en general”, escribió.
“Reitero que me siento arrepentida, expreso nuevamente mis disculpas (…). Hubiese querido ser viral por algo real”, agregó.
“Pido disculpas, mil disculpas por todo lo ocurrido, de ahora en adelante trabajaré arduamente para que mi talento profesional como diseñadora me preceda”.
También se dio a conocer que el portafolio oficial de Fernández incluía ilustraciones plagiadas, asunto que, según ella, ya arregló con los respectivos autores.
Según explicó ella misma, por tener un contrato tipo freelance, no se contemplaba que su nombre apareciera en los créditos, sino que aparecería solamente el nombre de la casa de soporte de animación.
Tras el escándalo mediático, Fernández fue obligada a renunciar en la empresa donde trabajaba, Tecnoglass.
Por: Paula Román – eitmedia.mx
Foto: Twitter ; GKIDS https://gkids.com/films