La Habana.- El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, reiteró este lunes el compromiso de Cuba con el mantenimiento de la paz y la soberanía en la zona de la América Latina y el Caribe, acuerdo adoptado hace 10 años durante la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) efectuada en la isla.
“Una década ha transcurrido desde firma de Proclama de América Latina y el Caribe como Zona De Paz, en II Cumbre CELAC en La Habana. Reiteramos compromiso de Cuba de apoyar la paz, independencia, derecho a libre autodeterminación y soberanía de región sobre sus recursos naturales”, expresó el canciller isleño en su cuenta en la red social X.
La Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz fue firmada por los jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, al finalizar la II Cumbre que sesionó en La Habana los días 28 y 29 de enero del 2014.
El pasado 26 de enero, la Mesa Directiva del Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino) también ratificó en todos sus términos la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz firmada hace 10 años.
En una declaración emitida desde la sede permanente del organismo en Panamá, se renovó la disposición del Parlatino para trabajar por la superación de los obstáculos a la paz en la región y el mundo, principalmente a través de sus órganos institucionales y de las comisiones interparlamentarias permanentes, con el apoyo de sus aliados estratégicos.
Según el documento, la región se encuentra amenazada actualmente por conflictos internos de diversa índole, activadas por la acción del crimen organizado, la delincuencia transnacional y la delincuencia común y, desde fuera, por fuerzas que vulneran la democracia en las relaciones internacionales, el derecho a la autodeterminación de los Estados y otros principios del Derecho Internacional.
La proclama de paz regional adoptada hace una década, ratifica los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional y reconoce que la integración fortalece la visión de un orden internacional justo, afirmado en el derecho y en una cultura de paz que excluye el uso de la fuerza y los medios no legítimos de defensa, entre ellos las armas de destrucción masiva y, en particular, las armas nucleares.
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