La política salarial del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador —en conjunto con los programas de bienestar— fomenta el consumo doméstico y, por ende, el mercado interno se fortalece, le dijo a Sputnik el economista Moritz Cruz Blanco.
El 1 de diciembre de 2023, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador anunció un aumento del 20% al salario mínimo, con lo que el pago mínimo que los trabajadores deben recibir por jornada laboral desde el inicio de este año es de 248 pesos (14,39 dólares), el equivalente a 7.508 pesos mensuales (435,71 dólares).
La cifra contrasta con la remuneración mínima que la clase trabajadora recibía en 2018, cuando comenzó el sexenio del político tabasqueño, que era de 88.36 pesos al día (5,13 dólares). El incremento, además, se suma a los otorgados en 2019 (16.2%), 2020 (20%), 2021 (15%) y 2022 (22%).
“Se logró, con el sector obrero, con el sector empresarial, un acuerdo para incrementar en 20% el salario mínimo a partir del 1° de enero. Esto es histórico porque significa que vamos a cumplir lo que ofrecimos al inicio de nuestro Gobierno: aumentarlo en términos reales al doble”, informó aquella vez López Obrador desde Palacio Nacional, la sede de su Administración.
En el país latinoamericano existen dos salarios mínimos: el que aplica para la zona libre de la frontera norte (ZLFN) y otro para el resto del país. Entonces, en la ZLFN, el pago mínimo será de 375 pesos (21,76 dólares), o sea, 11.403 al mes (661,74 dólares). De acuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), el nuevo incremento favorecerá a 8,9 millones de personas trabajadoras aseguradas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es decir, el 40,3% de la clase obrera asegurada.
A pesar de lo anterior, algunas personas están inconformes con la política salarial porque sostienen que el alza del salario mínimo provoca inflación y, por lo tanto, se oponen al aumento.
Sputnik conversó con trabajadores y con el experto en financiamiento del desarrollo y crecimiento potencial de la economía mexicana adscrito al Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, Moritz Alberto Cruz Blanco, para tener un panorama de la situación.
“Mucha gente ha reclamado un aumento”
A sus 19 años, Alan trabaja como ayudante general en una empresa dedicada a instalar publicidad en tiendas departamentales. En entrevista con Sputnik, el joven obrero compartió que esta es la primera vez que tiene un trabajo con prestaciones de ley, es decir, con seguro social, vacaciones pagadas, aguinaldo, etc. Sin embargo, aseguró que la remuneración que recibe por su trabajo —1.400 pesos semanales (unos 82 dólares)— no le permite cubrir todos sus gastos, a menos que realice horas extras.
“Te voy a ser sincero, la verdad no me alcanza, ya que el gasto que yo le doy a mi mamá, pues, bueno, antes, cuando trabajaba en trabajos informales, yo le daba alrededor de 800, 900 pesos a mi mamá”, narró a Sputnik el joven.
“Ahorita, con el sueldo que tengo, se lo tuve que bajar a 500 pesos. De lo que me sobra, que son 900 pesos, tengo que repartir para la despensa para mis gastos que tengo y luego, me quedo sin dinero a mitad de semana”, añadió.
Es por esa razón que Alan está de acuerdo con el aumento del salario mínimo, una postura que, a su modo de ver, está en sintonía con una gran parte de la clase trabajadora del país latinoamericano.
“Mucha gente ha reclamado un aumento (…). Creo yo que podría beneficiarme no nada más a mí, sino a toda la población que ha estado pidiendo ese incremento, en el aspecto de que nos puede ayudar a que nuestros gastos sean un poco más razonables (…), nos alcanzaría un poco más el dinero para no estarlo repartiendo de poco a poco, para no irlo estirando a la semana”, relató Alan.
“Es una visión económica”
Respecto a la afirmación de que incrementar el salario mínimo provoca que aumenten los precios, el doctor en economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Moritz Alberto Cruz Blanco, explicó a Sputnik que se trata de un argumento bastante convencional desde el punto de vista de la teoría económica.
“Ese ha sido el argumento principal, sobre todo cuando dicen que estos incrementos no están acompañados de un crecimiento de la productividad, que es también uno de los argumentos más fuertes que se escuchan”, señaló el economista.
Así, apuntó Moritz, el razonamiento de quienes están en contra de que se aumente el salario mínimo suele apelar a que, si no crece la productividad, no tiene sentido incrementar el salario mínimo porque va a haber inflación.
“Curiosamente, cuando el salario permaneció estancado, incluso si había aumentos en la productividad, nunca se dijo: bueno, ahora estoy ganando más, mis ganancias están creciendo, entonces, voy a bajar los precios”, contraargumentó el experto.
México tuvo 40 años de estancamiento salarial
Otra de las premisas de quienes se oponen a los aumentos es la que asegura que el empleo formal se ve afectado. Al respecto, Moritz Cruz detalló que, cuando los salarios son más elevados, al empleador le cuesta más dinero contratar trabajadores, especialmente cuando el monto está por encima de la productividad.
Sin embargo, el académico notó que, empíricamente, esta argumentación no se sostiene en México, ya que durante años el salario estuvo estancado y el empleo no creció. Al contrario, tras 40 años de estancamiento salarial, “nunca fuimos testigos de un escenario en el que los empleadores se disputaran a un trabajador porque la mano de obra era muy barata”.
“No veíamos eso en realidad, sino veíamos desempleo formal y mucho empleo informal también. Entonces, si supuestamente tú argumentas que los incrementos salariales son dañinos para el empleo, bueno, pues cuando bajan, debería crecer el empleo”, observó el experto.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la tasa de desempleo actual es de 2,6%, la más baja desde que se tiene registro.
Asimismo, consideró que a la par del estancamiento de los salarios, la inflación no cesaba. Y si bien hubo épocas en las que disminuyó, no era una consecuencia necesaria de los bajos salarios. “Tiene otras explicaciones la inflación en el caso de México (…), no es el costo laboral un factor que realmente incida”, señaló.
“Los insumos importados pueden ser un costo importante, porque [el país] se ha convertido en una economía que importa mucho y cuando hay devaluaciones o cuando los precios de los bienes importados suben en el mercado internacional, lo normal va a ser que haya inflación”, detalló Cruz Blanco.
Incrementar el salario fomenta el consumo interno
Ahora bien, el economista apuntó que cuando se incrementan los salarios, especialmente para quienes menos ganan, ese dinero se destina a mayor consumo, con lo que el mercado interno se fortalece.
“Esta política de incremento salarial, junto con la política de bienestar [que incluye programas sociales como Jóvenes Construyendo el Futuro y la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores] hacen que ahora sea el mercado interno un verdadero coadyuvante de la dinámica de crecimiento porque gran parte ahora de la dinámica va a venir o está viniendo por este consumo doméstico”, analizó el economista.
“Ya no se depende tanto de lo que pasa en el exterior, que puede ser bueno, sino de lo que se esté demandando aquí, porque va creciendo el poder adquisitivo de una parte importante de los trabajadores y porque se le da dinero a la gente a través de estas pensiones o becas”, agregó.
De acuerdo con cifras del Indicador Mensual del Consumo Privado (IMCP) —que mide el gasto realizado por los hogares en bienes y servicios de consumo, tanto de origen nacional como importado— del INEGI, en noviembre del año pasado, el indicador mensual del consumo privado (IMCP) aumentó 0,7% en comparación con octubre de 2022, debido al desempeño en el mercado laboral, las remesas y el crédito.
En esto coincide Moisés, que trabaja en la misma empresa que Alan desde hace poco más de un año, aunque seis meses atrás lo ascendieron a supervisor, con lo que vino un aumento de 300 pesos, para pasar a 1.700 a la semana (alrededor de 100 dólares), o sea, 6.800 mensuales (399 dólares).
Precisamente ese pequeño aumento de sueldo, comentó el joven de 22 años, le ha permitido observar algunos cambios positivos en su día a día. Por ejemplo, se pudo comprar una moto chiquita que sigue pagando, mientras continúa aportando a los gastos familiares, que incluyen luz, gas y despensa, entre otros.
“Yo en un tiempo pienso independizarme. Ahora, como luego van subiendo las cosas (…), desde lo que es ropa, comida, cuando aumenta el sueldo, pues te alcanza más y ya tienes, al menos, algo más estable, ya no es tan preocupante”, dijo Moisés a Sputnik.
Fuente:https://sputniknews.lat/
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