Camino al desierto
Nos desconectamos de la semana laboral. Adentrarnos en el desierto de Coahuila. Donde fue por milenios un mar fértil.
General Cepeda, zona de misticismo. A donde muchos de los habitantes de aridoamerica pasean, por lo menos en sus trayectos hacia Torreón, Saltillo o Cuatro Cienegas.
Para quienes solo la nata de contaminación ya nos asfixia, en la ruta de los dinosaurios, de la familia Moreira y si la necesidad de ir hasta Parras de la Fuente, a degustar de producción vitivinícola.
En la Hacienda La Florida, territorio de peyote, tornados sin aviso previo y el grave canto del viento.
Sol a todo rigor. Sinuoso camino en terracería. Los nogales desnudos. La cosecha fuerte entre septiembre y octubre.
Aquí se alzan viñedos con variedades de uvas en crecimiento. Protegidos con malla negra. Alimentados por goteo. El desierto produce vino de calidad.
Viajar hasta el Valle de Guadalupe en la Baja California ya no es necesario. Terrones blancos, quebradizos.
Debajo del sol hay vida silvestre. A los citadinos, una de las últimas ondas gélidas del norte, limpian las vías respiratorias.
Alejados de caminos reales y de brechas poco concurridas. Catar variedades de sabores. Maridaje con algunos alimentos. Contra los vitrales, parece salido de la película mexicana Hasta el viento tiene miedo.
Nuestro mejor alimento es la paz de la zona. Caminar sin rumbo fijo. Despegar las alas de la imaginación.
Abstemio por convicción, escuchamos cada una de las explicaciones. En las bodegas conocemos el proceso artesanal de una industria emergente.
A 17.9 grados, se destapa la barrica de roble. Percibimos el aroma de vainilla y la lozanía del vino robusteciendo.
El desierto de Coahuila es implacable y generoso. Permite gozar del platillo principal. El asado con agua de limón, pepino y menta.
Antes repasamos la sopa caliente de tortilla.
Una última caminata en solitario. Sin capucha o sombrero. Con el mismo baño de sol de las vides.
Alzamos los brazos. Desplego mis alas imaginarias. Cierro los ojos. Respiro tan hondo. Recargo de misticismo las explicaciones de Cavazos, próximo a graduarse de la Universidad Agraria Antonio Narro.
Le damos las gracias por la experiencia. Permitirme escuchar la voz de Dios en el aire.
Dar vueltas como niño. Sin marearse. El día pleno en sus brazos. En el territorio de General Cepeda Coahuila.
Mañana continuará el basurero tóxico de campañas políticas 2024 y de contaminación urbana.
Nuestra nariz luce colorada y las mejillas bronceadas. Sanas.