El empresario Jair Martínez González fue secuestrado el 12 de marzo de 2023 en Irapuato, una de las ciudades más violentas de México. Su familia se movilizó rápidamente y a las pocas horas sabían incluso su ubicación exacta. Acudieron con los más altos funcionarios del municipio y del estado, pero sus súplicas fueron en vano. Hoy Jair está muerto.
A Frenny González Miranda le cuesta todavía hablar sobre lo sucedido hace poco más de un año con Jair Edgar Antonio Martínez González, su hijo de 36 años de edad. Entrevistada vía telefónica desde la Ciudad de México, ella no puede evitar el llanto al recordar el secuestro de Jair a plena luz del día en una de las principales avenidas de Irapuato, una ciudad de poco más de 600.000 habitantes ubicada en la región de bajío mexicano, y que en los últimos años se ha convertido en una de las urbes más violentas de este país latinoamericano.
“Las emociones son muy fuertes”, dice la señora Frenny. “Fue un desenlace tremendo, mortal, para mí y mi familia”, dice con la voz entrecortada por el peso de los recuerdos.
Jair Martínez, un empresario de bienes raíces, estaba por contraer matrimonio en la primavera del 2023. Graduado del ITESO, hablaba cinco idiomas, y era popular en su ciudad natal. “Todo el mundo lo quería, tenía un ángel grandísimo“, dice su madre. Había vivido en el extranjero, pero regresó a México para ayudar a su hermana recién operada y también para cumplir su sueño de casarse con su novia Marianne, originaria de los Países Bajos. Tenían ya fecha para la boda, pero la ceremonia nunca tuvo lugar.
Un secuestro a plena luz y frente a cámaras
Entre las 13:00 y las 14:00 horas del domingo 12 de marzo, Jair regresaba a su casa de jugar futbol cuando fue interceptado en una céntrica avenida de esta ciudad agroindustrial y privado de su libertad por tres hombres uniformados con ropa de camuflaje y armados, quien lo sometieron con un “cachazo” en la cabeza y se lo llevaron en una camioneta blanca.
Todo pasó justo enfrente a una de las nuevas cámaras de seguridad instaladas por el gobierno municipal y que la alcaldesa Lorena Alfaro —quien recién abandonó el cargo para buscar la reelección en los próximos comicios del 2 de junio— ha presumido como una de las acciones de su gobierno para combatir la inseguridad rampante en el municipio.
Policías municipales hallaron la licencia de conducir de Jair junto al auto del joven empresario todavía encendido y dieron aviso a la familia. Lizbeth Martínez, hermana de Jair, cuenta en entrevista con Sputnik que acudió al sitio y en poco tiempo, por testigos y conocidos que le llamaron por teléfono, ya sabía que su hermano había sido secuestrado, que se lo habían llevado tres hombres armados en una camioneta blanca.
“En realidad es un pueblo y todo el mundo nos conocemos”, dice Lizbeth. Ella misma “tuvo la suerte” de tener el teléfono del secretario de seguridad pública municipal, Ricardo Benavides, a quien llamó y solicitó ayuda. En ese momento el funcionario le pidió calma, le dijo que ya tenían conocimiento de los hechos, que sabían que Jair había sido llevado en una camioneta blanca, pero que el vehículo no había salido de la ciudad, le dijo que se tranquilizara, que estaban viendo que iban a hacer.
Momentos después del secuestro de su hijo, la señora Frenny suplicó a los policías municipales que revisaran las cámaras de seguridad frente a las cuales Jair había sido secuestrado, pero los uniformados le dijeron que no podían.
“Yo les suplicaba a los policías que vieran la cámara para que vieran donde se lo llevaron porque la cámara estaba ahí, luego, luego; entonces, los mismos municipales me dijeron: es que así no procede señora, tiene que ir a levantar la denuncia a la fiscalía de desaparición de personas para que ellos den la orden de ver la cámara”, cuenta la señora González.
La señora Frenny y Lizbeth acudieron a la Unidad Especializada en Investigación de Personas Desaparecidas de la fiscalía general de Justicia de Guanajuato ubicada en el penal de Irapuato, pero ahí también encontraron negativas de las autoridades.
“Como fue domingo, la persona que estaba ahí, en la fiscalía, me toma la declaración y le dije: ¿sabes qué? Esto no fue una desaparición, es un secuestro y me dijo no señora, pero así no, la fiscalía de secuestro está en Guanajuato, y le dije de las cámaras y me dijo ‘hasta que nos den una orden un juez podemos revisar las cámaras'”, relata la señora González.
‘Aquí no vamos a hacer nada’
Alrededor de ocho horas después de la privación de la libertad de Jair Martínez, su hermana Lizbeth logró conseguir la ubicación de su teléfono celular; estaba en una casa particular en la colonia Las Reinas, en la llamada “Zona Dorada’, un lugar céntrico de Irapuato, muy cerca de donde el joven había sido secuestrado, a ocho minutos en automóvil.
Lizbeth acudió de nuevo a la Unidad de personas desaparecidas de la Fiscalía en Irapuato. “Llego y le digo: está aquí, en la ubicación de ese lugar, mi hermano, mira y de hecho se ve tal cual, ocho minutos. Y el señor (me dice) no te puedo tomar la denuncia porque ya es muy tarde, regresa otro día”, relata la hermana de Jair.
“Y yo no, no me voy a ir hasta que no me la tomes (la declaración), en resumidas cuentas, como a la hora me tomaron ya la declaración y la persona que me estaba tomando la declaración me dijo: ‘la verdad yo te recomiendo que te vayas a la Fiscalía del Estado porque aquí no vamos a hacer nada, aquí nunca se hace nada; o sea, olvídalo, es como tiempo perdido y si fuera mi hermano… búscate una orden de un juez para que cateen su lugar porque no vamos a hacer nada o no van a hacer nada'”, sigue Lizbeth con su relato.
Esa noche, Lizbeth Martínez recibió llamadas telefónicas en las que le exigieron dinero a cambio de la libertad de su hermano, incluso con una foto del joven empresario. Ella pidió un video como prueba de vida, pero los secuestradores nunca se lo enviaron.
El lunes 13 de marzo de 2023, la familia Martínez González acudió a la sede de la fiscalía general de Justicia de Guanajuato en la capital del estado, pero tampoco obtuvieron ayuda. No se revisaron las cámaras, tampoco se ordenó el cateo en la casa en la que Lizbeth había ubicado el teléfono móvil de su hermano. “El caso está en Irapuato”, les dijeron.
En su desesperación, la señora Frenny González suplicó ayuda en la oficina del gobernador Diego Sinhué Ramírez Vallejo, quien envió a un representante para que acompañara a la familia a verificar los avances de la investigación en la Unidad Especializada en Investigación de Personas Desaparecidas en Irapuato.
La titular de la unidad, dice la señora Frenny, les dijo que estaban trabajando en el caso, pero seguían sin ordenar el cateo, pese a tener la ubicación del teléfono.
Al salir de la unidad, la familia se encontró con el secretario de seguridad pública de Irapuato, Ricardo Benavides, quien les pidió que “bajaran” las publicaciones que la familia y amigos habían subido a redes sociales en las que denunciaban el secuestro de Jair.
“Fue cuando le dijo a mi hija que quitara todas las publicaciones porque venía de ver a la alcaldesa, a Lorena Alfaro, y que ella le dijo eso”, relata la madre de Jair.
‘¿Por qué permitieron que mataran a mi hijo?’
Finalmente, alrededor de las 21:00 horas del lunes 13 febrero, aproximadamente 30 horas después del secuestro de Jair Martínez frente a las cámaras de seguridad del municipio y casi 24 horas después de que Lizbeth Martínez había logrado ubicar el teléfono celular de su hermano, agentes de la Fiscalía general de Justicia de Guanajuato hicieron un cateo en el domicilio donde la familia sabía que estaba el joven empresario de bienes raíces.
Ahí, encontraron su cuerpo inerte. Según consta en el expediente del caso, Jair fue privado de la vida con un golpe en la cabeza a las 6 de la mañana del lunes 13 de marzo.
“A mi hijo bien lo podían haber salvado, si fue a las 12 del día; tenían todas las horas para poderlo sacar en vida, ¿porque se esperaron? todavía a las 5 de la mañana podían haber llegado, tenían el tiempo. Si su justificación era una orden de un juez, lo tenían que haber solicitado inmediatamente, inclusive la juez que lleva el caso por la vía penal dijo que cualquier persona, tanto civil como autoridades, al ver a alguien en peligro, tiene que actuar sin esperar una orden” ella misma lo dijo”, afirmó.
Jaír Martínez, de 36 años de edad, y su padre.
© Foto : Lizbeth Martínez
En el cateo al domicilio, los agentes también hallaron armas y detuvieron a ocho personas que están siendo procesadas penalmente.
Vivir con miedo
Más de un año después de los sucesos, la familia Martínez Miranda sigue luchando en tribunales porque se haga justicia. La Procuraduría de Derechos Humanos del estado emitió en diciembre de 2023 una recomendación en la que solicita a la alcaldesa una disculpa por escrito, pero no señala al secretario Benavides ni tampoco ordena una reparación integral del daño.
Lizbeth Martínez recibió amenazas y tuvo que huir del estado; el cáncer que padecía desde antes del secuestro y la muerte de su hermano volvió, y ahora vive con un miedo constante.
“A lo mejor mucha gente lo va a escuchar y no lo va a entender, pero vives con miedo, te lo juro; o sea, yo vivo con miedo. Tengo miedo de que maten a mi mamá, tengo ansiedad, no puedo dormir, me regresó un poquito el cáncer porque yo ya estaba estable. Ya no sabes ni para dónde ir, para qué lado, no sabes ni siquiera quiénes son los buenos y quiénes son los malos”, asegura Lizbeth.
“Lo curioso –dice Lizbeth– es que las amenazas eran como más del gobierno; o sea, más de como deja al gobierno en paz o no hables del gobierno o cosas extrañas. Nunca era nada más referente a algo delictivo, todo era como: ‘deja de meterte con el gobierno o vas a terminar como tu hermano”.
Según la última Encuesta de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Inegi, respectiva al tercer trimestre de 2023 y divulgada el pasado 18 de enero, un 83.5 por ciento de los habitantes de Irapuato se sienten inseguros en la ciudad en la que viven, uno de los porcentajes más altos del país, y solo un 35.1 por ciento considera que si gobierno es “efectivo” o “muy efectivo” para resolver las problemáticas que enfrentan.
“No tenemos seguridad”, dice la señora Frenny González. “Estamos abandonados, es como los pueblos sin ley; siguen secuestrando, siguen robando, siguen matando en Irapuato a diario”.
Fuente:https://latamnews.lat/
© Foto : Lizbeth Martínez
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