Los abandonados del cielo
Les vemos con la capa de seres extraños. Sucios, extraviados y sin función social. Al vagabundo promedio le queda la calle. A la caída del sol esconder la miseria humana. Por toda la periferia se les confunde con los migrantes.
Fallecen en lugares poco ordinarios. Durmiendo en el puesto de santería del Mercado Juárez. Ocho meses duro en la morgue del hospital universitario. Hasta poder dar con el paradero de un familiar para reconocer el cadáver.
Mientras tanto, todos sus amigos sabíamos la tristeza de su partida humana.
El caso de los dos hermanos viviendo en un auto no nos sorprende. Si llama la atención los cinco años deambulando.
Profesionistas, exdocentes sin plaza, abandonados del cielo. Quienes compadecidos ofrecieron alimento o ropa. Apenas en la mediana edad. Exhibe a una ciudad sin misericordia.
Desplazados de los servicios médicos elementales. Ni el estado ni la ciudad se preocupo por este par de docentes en indigencia.
Les vieron como apestados. Como nota roja al deceso de uno de ellos. La tuberculosis le cortó la existencia. En esta semana han sido la noticia importante. Después de los 29 ejecutados por el crimen organizado durante el fin de semana.
Al sobreviviente asimilar la perdida de su compañero de sangre. Arreglar el radiador del auto vivienda. Consejo legal para recuperar la vivienda en el populoso barrio de la colonia moderna.
Apoyo del departamento de psiquiatría del Hospital Universitario y del nuevo Hospital del gobierno del Estado de Nuevo León.
Hoy viernes nos iremos olvidando de su tragedia de nuestros olvidados. Comenzaran a escribirse las cuotas de ajusticiamiento criminal y sus historias paralelas.