Dos días después de la matanza en Rafah, el líder del partido ultraderechista Vox se reúne por sorpresa con el primer ministro israelí en Jerusalén, al que asegura que Pedro Sánchez ha reconocido el Estado palestino para tapar la corrupción de su esposa. También le promete derogar tal reconocimiento “cuando sea presidente”. ¿Es factible tal cosa?
El mismo día en que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, realizaba una declaración institucional desde el palacio gubernamental de la Moncloa para oficializar el reconocimiento de España al Estado palestino, el líder de la tercera fuerza política española (Vox), Santiago Abascal, realizó por la tarde una visita a Israel, donde se entrevistó durante más de una hora con el primer ministro Benjamin Netanyahu, en su oficina de Jerusalén.
La visita se produjo de modo sorpresivo y apenas dos días después de un bombardeo israelí sobre un campo de refugiados en Rafah que ocasionó la muerte a una cincuentena de civiles. Acontece también pasada una semana de la emisión de una orden de arresto contra Netanyahu a cargo de la Corte Penal Internacional (CPI). En el transcurso de la reunión, de la que Vox dio cuenta a través de las redes sociales, Abascal elogió la “firmeza” de Israel en su lucha contra Hamás y criticó el reconocimiento de España al Estado palestino.
Al respecto, el líder de Vox explicó a Netanyahu que “Pedro Sánchez no es España” y que con su iniciativa está “tapando sus casos de corrupción política y económica“, una lógica con la que, según él, también guía los “ataques” contra el presidente de Argentina, Javier Milei. Según comunicó Vox en su cuenta oficial en X, los españoles “no deben pagar los despropósitos internacionales” de Pedro Sánchez, al que tilda de “autócrata”.
Netanyahu calificó de “ejemplar” la defensa del Estado de Israel a cargo Santiago Abascal y lamentó “la inmensa intoxicación que domina la cobertura mediática del conflicto en los países occidentales”. Asimismo, confía en que pueda revertir “las medidas hostiles del Gobierno de Sánchez y la creación de Estado de Palestina”, cuando sea presidente de España, cosa a la que se ha comprometido Vox.
Se trata de la segunda visita de Santiago Abascal a Israel en el espacio de seis meses. En diciembre viajó allí para mostrar su apoyo a la ofensiva militar israelí sobre Gaza y exigir a Pedro Sánchez que pidiera perdón por haberla cuestionado.
Los contactos entre Vox y el Likud, el partido de Netanyahu, son recurrentes y firmes, como lo demuestra la participación del ministro israelí de Asuntos de la Diáspora, Amichai Chikli, en el evento preelectoral Europa Viva 24, organizado por Vox en Madrid el 19 de mayo, o el apoyo mostrado en redes sociales por Eli Hazan, director de relaciones internacionales del Likud.
¿Podrá Vox revertir el reconocimiento?
Para eso, Abascal tendría que ser presidente del Gobierno español luego de ganar las elecciones generales. A tenor de las encuestas, es algo prácticamente imposible. Más factible es una victoria del PP y que este necesite del apoyo de Vox para investir a Feijóo presidente.
Pero en este caso, un hipotético gobierno de PP y Vox tendría que lidiar con la opinión pública, que en España históricamente simpatiza con la causa palestina y ahora repudia la matanza de civiles, calificada por la mayor parte de los partidos políticos del arco parlamentario, e incluso por varios ministros, de “genocidio”.
De acuerdo a una encuesta realizada entre marzo y abril por el Real Instituto Elcano, un think tank de orientación atlantista especializado en temáticas de las áreas latinoamericana, Magreb y Oriente Medio, el apoyo de la sociedad española al reconocimiento del Estado palestino es amplio: el 78% está a favor y solo el 18% está en contra. Es más, un 67% aboga por sanciones europeas contra Israel. Por contra, solo el 19% opina que la UE debería apoyar sin reservas a Israel, justamente la posición que defienden el PP y Vox.
Entre el propio electorado conservador, la reunión de Abascal con Netanyahu también suscita cierto recelo. En el contexto de las amenazas vertidas contra España por el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, y el propio Netanyahu, cabe recordar el permanente apoyo israelí a Marruecos, al que está surtiendo de sistemas de armas y tecnologías de doble uso. Marruecos, cuya relación con España es muy tirante, firmó en 2020 los Acuerdos de Abraham junto con EAU, Baréin y Sudán para normalizar las relaciones diplomáticas y comerciales con Tel-Aviv.
Por otra parte, también se pueden señalar las contradicciones del Gobierno de Pedro Sánchez a cuenta del doble rasero aplicado según se trate del caso palestino-israelí o del caso saharaui-marroquí. “Tampoco hay mucha diferencia entre Abascal y el líder de vuestro gobierno, uno posa sumiso ante el genocida Netanyahu y el otro lo hace ante el genocida Mohamed VI”, recuerda al respecto en la red X el activista saharaui Taleb Alisalem.
Crítica y controversia política
La reunión de Abascal con Netanyahu en Jerusalén ha suscitado la crítica política desde diversos ámbitos. El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, ha reprobado que el líder de Vox no comparta el sentir mayoritario de la sociedad española.
“Abascal abraza esa política de bulos, falsedades, calumnias e injurias de los elementos más extremos del Gobierno de Netanyahu, y lo que demuestra es que no solo no está en sintonía con el consenso de la sociedad española, que anhelaba este reconocimiento, sino que tampoco está con la paz y ni con la más mínima humanidad”, aseguró Albares al canal público TVE.
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, depositaria en los últimos días de fuertes descalificaciones por parte de Israel producto de su decidida defensa del reconocimiento diplomático y por su denuncia de la situación en Gaza, tampoco tardó en responder. En un mensaje en su cuenta oficial de la red X, Díaz escribió que “la foto de Abascal le perseguirá toda su vida y el silencio de Feijóo la suya”.
Con la mención a Alberto Núñez Feijóo, se refiere Díaz a la actitud del Partido Popular (PP) frente al reconocimiento del Estado palestino, que basa su línea argumental en que Sánchez “utiliza” el conflicto para “tapar sus escándalos” y viene a coincidir en algunos puntos con la del Gobierno israelí, aun cuando, por ejemplo, el PP votó en 2014 en el Parlamento español una proposición no de ley (PNL) a favor de reconocer a Palestina como Estado.
En 2000, el expresidente José María Aznar ya expresó tal idea al líder de la OLP y primer presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yaser Arafat. Pero a principios de abril, durante unas jornadas organizadas por la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), Aznar, siempre influyente en el PP, negó la estatalidad de Palestina.
“Que Naciones Unidas reconoce el Estado palestino… ¿Pero a qué Estado se refiere? ¡Pero si eso no existe! Reconocer lo que no existe es absurdo”, dijo entonces Aznar.
¿Una postura incongruente?
Vox es una formación que se vanagloria de su patriotismo. Y el encuentro entre su líder y Netanyahu se produce después de que Israel vierta amenazas a España. A juicio del politólogo y economista Santiago Armesilla, la visita de Abascal revela una actitud censurable.
“Primero, deja claro que por interés político está dispuesto a apoyar a quien acaba de amenazar a España. Segundo, que no tiene reparo alguno en estrechar la mano de alguien que está acusado de promover un genocidio”, plantea en la red X.
Por su parte, el célebre escritor gallego Manuel Rivas detecta también una contradicción histórica en la buena sintonía de Netanyahu y el Likud con Abascal y Vox. “Netanyahu eligiendo por interlocutor a Abascal, un admirador de los Reyes Católicos, que expulsaron a los judíos de España, y de Franco, que destruyó la República por ‘judeo-masonica’. ¡El horror!”, escribe en la misma red social.
“¿Qué les une? ¿La búsqueda del bienestar de sus sociedades? ¿El respeto al derecho internacional? ¿Los valores humanistas? ¿La paz mundial? ¿Los trolls?”, se pregunta Haizam Amirah-Fernández, analista hispanojordano del Instituto Elcano.
En esta línea, muchos han reparado en la composición del séquito que acompañó a Abascal. Lo formaban el responsable de relaciones internacionales de Vox, Gabriel Ariza, el presidente de la Fundación Disenso, Jorge Martín Frías, y el eurodiputado y número dos en las listas al Europarlamento, Hermann Tersch.
“La nueva era, la era de los valientes, de los soberanistas, de los defensores de Occidente, está en marcha”, escribió Tersch en su cuenta en X al término de la reunión. Se da la circunstancia de que Tersch es hijo de un diplomático austríaco del III Reich y miembro del partido nazi alemán, Ekkehard Tertsch, posteriormente afincado en España durante el franquismo.
Fuente:https://latamnews.lat/
Foto: Tomada de https://twitter.com/Santi_ABASCAL
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