Nos vamos juntos
Recibimos puntuales el nombramiento. En la puerta de casa se presentó el personal del INE. Por semanas estuvieron rondando las calles del barrio.
Quienes resultaron sorteados inventaron mil historias. Para ellos esta elección representa sesgo. Ni siquiera para participar en el deber ciudadano. Dar servicio de buena voluntad a los vecinos.
En un barrio próximo al ITESM, envejecido por la imposibilidad de los hijos por comprar vivienda en la zona. Son tan altos los precios como tan exiguos los salarios. Incluyendo a muchos de ellos profesionistas, con maestría e incluso doctorado.
Los alrededores tienen vida solo de viernes a domingo. A la visita obligada a las familias para convivir con los nietos. Ir a la plaza. Jugar en las amenidades como los columpios o pasear con las mascotas.
Somos los suplentes numero uno. De faltar cualquier funcionario entramos en función. Recordamos la elección del 2018. Al ser presidente de casilla aprendimos a perder la paciencia con los vecinos.
La locura de quienes ningunearon a los mismos integrantes ciudadanos. Formados desde las 6:30 am para ser los primeros al abrirse a las casillas a las 8. Hicimos la talacha de cargadores de mesas, sillas y hasta de pedir el sanitario prestado.
Labor nada sencilla ni simple. Aparecer en televisión en la cobertura de los medios informativos. Del padrón votó el 67%. No sobraron votos. No hubo una sola llamada u objeción de los representantes de los partidos políticos.
Cuadró como debería serlo en el país. A las dos de la mañana del lunes nos recibieron la paquetería los del INE. Por eso en esta ocasión votaremos después de medio día. Ya organizada la elección. Por razones de salud. No por apatía.