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Milei sobrevuela una Argentina afligida por la motosierra y la licuación de los ingresos

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Ana Delicado Palacios

Buenos Aires, 31 may (Sputnik).- Javier Milei está para altos vuelos, no para menudencias políticas. Lo afirma el propio presidente argentino: juega “en otra liga”, ocupado como está en ser “el máximo exponente de la libertad a nivel mundial”. Son tareas que lo llevan en el extranjero a disertar en convenciones ultraconservadoras y a reunirse con referentes tecnológicos, a falta de presidentes que lo reciban.

Mientras el mandatario paseaba por San Francisco, en su quinto viaje a Estados Unidos desde que fue electo, el Senado de su país le daba un balón de oxígeno: juntó las firmas necesarias para avanzar en la que sería su primera victoria legislativa en el Congreso, a casi seis meses de haber asumido: la sanción de la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos.

Esta normativa, un proyecto fundacional para la actual gestión porque sienta las bases de la amplia desregulación de la economía que ansía llevar a cabo, viene acompañada de una reforma laboral y otra impositiva, ambas de carácter regresivo, y un cuestionado régimen para fomentar las grandes inversiones.

La eventual sanción de la ley en la Cámara Alta “sería la primera victoria de Milei en términos políticos y daría cierto sustento a este proceso de reformas económicas que viene implementando, pues en ella están puestos los ojos de buena parte del mercado y de las inversiones”, analiza para la Agencia Sputnik el doctor en Ciencia Política Luis Karamaneff.

La normativa, que fue aprobada por la Cámara de Diputados el 30 de abril y estaba empantanada desde entonces en el Senado, fue una de las principales motivaciones que llevaron a la designación como jefe de gabinete de quien era ministro del Interior, Guillermo Francos, y a la eyección impiadosa de quien ocupaba ese cargo hasta entonces, Nicolás Posse.

“Francos es un hombre que viene del núcleo político argentino, que viene de la casta, de hecho; desde la década del 70 ya ocupaba posiciones dentro el Estado”, apunta Karamaneff, docente de la Universidad Nacional de San Martín e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

En el Gobierno anterior, presidido por Alberto Fernández (2019-2023), Francos era representante argentino ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin inconvenientes en cambiar de ropajes, el funcionario fue ahora clave para lograr que el plenario del Senado discuta, quizás para el 12 de junio, las iniciativas parlamentarias del oficialismo,

“El principal activo de Franco ha sido su vinculación con los gobernadores, que son los otros actores clave de la política argentina, pero con una dificultad: hasta ahora era una persona que venía siendo desautorizada por el presidente a la hora de las negociaciones, con respecto al envío de fondos”, expone Karamaneff.

En las próximas horas, o días, se conocerá el cargo específico que tendrá otro de los íntimos colaboradores de Milei: Federico Sturzenegger. presidente del Banco Central (BCRA) durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019).

“Sturzenegger forma parte de la élite que conduce este país desde hace décadas. Fue funcionario de Fernando de la Rúa (1999-20019 y de Macri. Ahora tiene una puja con el ministro de Economía, Luis Caputo, que puede llevar a alguna tensión en la conducción económica”, observa el politólogo argentino.

La autosuficiencia exhibida por Milei, un presidente que “se complica” con la política argentina “porque no la entiende”, en palabras de su flamante jefe de gabinete, podría explicar el próximo desembarco de Sturzenegger, que fue quien pergeñó y elaboró la Ley Bases y el otro proyecto insignia del Ejecutivo: un decreto de necesidad y urgencia (DNU) que desregula el comercio y la industria, libera las tarifas y deroga una ley que limita la concentración y extranjerización de tierras rurales.

FALTA DE GESTIÓN

En minoría parlamentaria, sin gobernadores y sin anclaje territorial, el Ejecutivo de Milei se somete a un desgaste continuo con las más de 30 bajas de ministros, secretarios, subsecretarios o directores que abandonaron la actual gestión desde que asumió el 10 de diciembre.

La deliberada falta de gestión, en un Gobierno que deja vacantes cargos estratégicos en el Estado, se entremezcla con su propia falta de previsión en cuestiones clave. Si hace unas semanas la epidemia de dengue que sufrió Argentina en su último verano expuso la falta de políticas públicas de prevención o cuidado, esta semana más de 300 industrias y estaciones de servicio quedaron sin suministro de gas natural licuado (GNL).

El Ejecutivo tuvo que improvisar y salir con premura a importar combustible, cuando Argentina alberga las segundas mayores reservas mundiales de gas no convencional. Pero una deuda de 40 millones de dólares con las constructoras del gasoducto que debería transportar el fluido ocasionó que todavía funcione a la mitad de su capacidad y que el Ejecutivo deba desembolsar 500 millones de dólares para cubrir el faltante.

Tampoco ha caído bien que el Gobierno albergara en dos galpones más de 5.000 toneladas de alimentos que están por vencer en las próximas semanas. Aunque en un principio se negó a distribuirlos, ahora debe salir con premura a entregarlos con la asistencia del Ejército. Por toda respuesta, el Ministerio de Capital Humano, que abarca las áreas de educación, salud, trabajo y desarrollo social, desplazó al secretario de Niñez y Familia, Pablo de la Torre.

Son percances que esmerilan la popularidad del presidente, ante un descontento creciente que por primera vez supera su imagen positiva, según los últimos sondeos.

MOTOSIERRA Y LICUADORA

En economía, el asunto que interesa al presidente, rige una motosierra para lograr superávit fiscal que ocasionó que la contracción del gasto público en el primer cuatrimestre fuera del 32 por ciento interanual, el equivalente a 5,5 puntos del Producto Interior Bruto (PIB). Es un punto porcentual más de lo que se requería para alcanzar el equilibrio, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).

No hay ajuste para la deuda pública, sin embargo. Desde diciembre, los pasivos aumentaron 11,7 por ciento, al pasar de los 368.225 millones de dólares a los 411.616 millones de dólares.

La licuación de los ingresos, que aumentan por debajo de la inflación, ha llevado a que la ciudadanía esté, por primera vez en tres años, más preocupada por el desempleo y la pobreza que por la subida de los bienes y servicios.

“No solo desde las encuestas, sino desde el núcleo cercano a Milei, advierten que esta política antiinflacionaria puede que no sea sostenible en el tiempo: por el cepo (las restricciones cambiarias), por el atraso cambiario, que no parece que pueda ser consistente: eso está atado su principal problema político, que es la falta de respaldo institucional”, razona Karamaneff.

A casi seis meses de que Milei alcanzara la presidencia, el efecto recesivo de la motosierra y la licuadora muestra signos de fatiga. El abrupto recorte de las transferencias a provincias no está desligado de la protesta multisectorial que sigue vigente en Misiones (noreste), por más que sus líderes no identifican a Milei como el principal responsable, sino al gobernador del distrito.

Será un conflicto encapsulado en esa jurisdicción, pero el motín puede servir de inspiración a otras provincias maltratadas por el Ejecutivo nacional. (Sputnik)

Fuente:https://latamnews.lat/

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