El arca de la alianza
Llegaron desde el centro del país. Como antes abandonaron el campo. Relato parecido de Los Hijos de Sánchez de Óscar Lewis o de las Uvas de la Ira de Steinbeck.
En Nuevo León hay bonanza. Trabajo para todos. Bien pagado. Ya los primeros de la tribu apalancaron a la siguiente andanada.
Vivimos en Monterrey les escribieron por whatsapp. No les contaron sobre la zona poniente. Pegada al Cerro del Topo Chico. Por uno de los lados. Donde termina incluso la estación talleres. A 20 minutos en taxi.
En la Alianza, sector empobrecido, donde se estira las goteras de la urbe, votaron por primera vez. Cruzaron las intenciones. En la nacional por Claudia. En lo estatal por la coalición del PRIANRD.
Las despensas, el almuerzo, el acarreo y hasta la promesa de regularizar el predio mediante FOMERREY. Somos gente de palabra. Vamos a cumplir con los compromisos.
A ella la nombraron jefa de sección. Le encargaron logística y compromiso. En Ecatepec hizo lo mismo por el PRI, el PRD y hasta por MORENA.
Hoy le tocó ir al centro. Hizo hora y media en el transporte público. Todavía la falta ir a poner la denuncia por violencia de su nueva pareja en el CODE.
Ojalá no tarde mucho. Apenas alcancé a recoger los niños. Dejarlos encargados con la vecina. Con este calor hasta las ganas de andar en la calle se quitan.
Ni modo. En el arca de la Alianza, la colonia popular compuesta por cartones, laminas y desechos de madera, la miseria aparece todo el día. Nada es fosforescente o fluorescente.
Sus pesadillas: el calor rabioso, la lluvia intempestiva y los maridos intoxicados con crico, alcohol y hambre de aumentar la prole.