La maravillosa historia de un charlatán
Pobre Argentina. Tan cerca del Fondo Monetario Internacional y tan lejos de su gente. El presidente Javier Milei asegura el progreso macroeconómico. Envía a la calle a miles de trabajadores del estado. A los de menor nivel. Afecta directamente a los jubilados.
Cierra el gasto corriente para pagos en la Universidades Públicas. Asfixia las finanzas de los medios de comunicación, al no otorgar ninguna subvención. Incluso planea vender las estaciones de televisión y radio del gobierno.
La panacea del dólar revolucionario. El peso argentino fue a dar al mar, como los más de 30 mil desaparecidos durante la dictadura militar.
El crecimiento abrumador de pobres y de ciudadanos por debajo del nivel de pobreza internacional recrudece la desigualdad social.
Javier Milei adopta la figura de un líder mundial progresista. Luz de la calle, oscuridad por falta de pago en casa.
Todo el gasto social congelado. Quien no roba no come. Quien trabaja no le alcanza. Quienes sueñan con un futuro prometedor despiertan en medio de la pesadilla.
Milei es solo un títere arbitrario de la locura. Familias enteras repatriadas a la antigua Italia. Por lo menos allá tenemos acogida.
México está lleno de inmigrantes argentinos. Vienen y van. Les vemos prestando servicios de acompañantes masculinos y femeninos. Mientras en nuestro país el dólar americano es barato. Las remesas llegan a las familias.
No todo argentino es porteño. Tampoco petulante y engreído. Las venas rotas de la nación. Dinamita pura. En el hemisferio sur. Pago no tengo. Debo no niego.