Kit Sebastian, proveedores de música impresionante y contemporánea que fusiona la psicodelia de Anatolia, la tropicalia brasileña, el pop europeo de los 60 y el jazz estadounidense, comparten la noticia de que firmaron con el sello Brainfeeder de Flying Lotus y presentan una nueva canción, “Faust”, acompañada por un video dirigido por Jack & Mars.
“Es un honor para nosotros firmar con Brainfeeder y estar entre tantos grandes artistas, muchos de los cuales comparten nuestro interés en crear sonidos diferentes e inusuales”, dicen K. y Merve.
Con sede en Londres, el dúo de K. Martin y Merve Erdem se formó en 2018 y lanzó dos álbumes aclamados por la crítica a través del legendario sello británico independiente Mr. Bongo, y su debut, Mantra Moderne, apareció en las listas de fin de año de Rough Trade y Bandcamp.
Juntos tejen un tapiz psicodélico de influencias globales, sintetizadores antiguos y brío melancólico desde las playas de Bahía hasta las calles de Estambul y París. Empleando una amplia gama de instrumentos (cítaras, clavecines, congas, bongos, balalaikas, órganos, saxofones, metalófonos indonesios, santours y baglamas) su sonido único evoca un planeta sin fronteras y la perfecta comunión entre el pasado y el presente. Se pueden categorizar junto a artistas como Khruangbin, Broadcast, Goat, Os Mutantes, Cortex, Serge Gainsbourg y compañía.
Su nuevo sencillo, “Faust”, fue influenciado por artistas franceses y quebequenses como Louise de Forestier, Franck Dervieux y Brigitte Fontaine. “Intentamos poner todo nuestro mundo en una canción, desde microtonos turcos, ritmos de jazz, tonos electrónicos antiguos y texturas de guitarra bossa nova”, dice K. “Es nuestra primera canción que presenta la bağlama, un instrumento que siempre ha ocupado un lugar importante en nuestro corazón”.
Como sugiere el título, es una historia fáustica sobre la búsqueda obsesiva y el deseo egoísta de un hombre de triunfar, impulsado por la necesidad de reprimir la soledad y la falta de amor en su vida. “Consumido por la codicia y haciendo pequeños movimientos calculados para ser el centro de atención, queda atrapado en su propio juego y no puede evitar el fracaso, hasta perder su alma”, explica Merve. “Nos vemos obligados a afrontar la naturaleza insaciable de sus ambiciones y la inutilidad de sus esfuerzos. El resultado final de su viaje es el autodesprecio, la desilusión y la caída en el olvido”.
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