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Video: Surgen tensiones en Ejército de México ante nuevas funciones heredadas por López Obrador

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Víctor Flores García

Ciudad de México.- Las discretas relaciones de los militares mexicanos con el poder político, forjadas durante un siglo, giraron hacia nuevas y crecientes atribuciones durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, causando descontento en altos mandos castrenses, según testimonios de generales en activo y en retiro recogidos por el investigador Rubén Aguilar en su nuevo libro.

“A lo largo de seis años, en prolongadas conversaciones privadas con generales en activo y generales de división en retiro, en un tono nunca antes visto en la historia de México, los altos mandos expresaron su descontento con las nuevas misiones asignadas”, dijo a la Agencia Sputnik el autor de la obra de reciente aparición “Tensiones en el Ejército – Diálogo con altos mandos” (Editorial Cal y Arena, septiembre 2024).

El nuevo rol predominante de las Fuerzas Armadas en la gestión del Gobierno es una de las principales herencias que deja López Obrador a su sucesora y correligionaria, Claudia Sheinbaum.

Según los generales con los que Aguilar ha tejido una relación durante dos décadas, “el Comandante en Jefe (presidente) y el secretario de la Defensa (general Luis Crescencio Sandoval) establecieron una relación de complicidad en la que distorsionaron la misión y la identidad del Ejército, con tareas que van más allá de las que otorga a las Fuerzas Armadas la Constitución”.

Ese nuevo papel protagónico en la hermética y rígida institución se tradujo en unas 270 misiones y tareas encomendadas como una especie de “secretaría federal de mil usos”, que según el recuento publicado “han borrado la identidad construida en un siglo después de la revolución social de 1910”.

Los dos conceptos más repetidos por los generales que resumen ese sentimiento es que ocurrió una “disfunción y distorsión de la misión” de los militares en el sistema político mexicano.

El propio general Sandoval reseñó en su discurso en el desfile militar por la Independencia, el 16 de septiembre, las labores encomendadas al Ejército en los últimos seis años.

Destacó el plan de contingencia ante la pandemia de covid-19, la emergencia por desastres naturales como el impacto del huracán Otis en el puerto de Acapulco, el combate al robo de combustible; y la polémica construcción de la Guardia Nacional para atender la seguridad pública.

Los jefes militares consultados por el autor bajo condición de anonimato consideran que el presidente saliente “en realidad no quiere al Ejército, sino le gustaría que sólo existiera la Guardia Nacional, pero encontró en los militares una enorme disciplina y obediencia al Comandante al Jefe”.

Las misiones asignadas fueron cada vez más amplias como inusuales: construir aeropuertos, ferrocarriles, y cientos de sucursales de los llamados Bancos del Bienestar para repartir programas sociales, cultivar viveros para reforestaciones del programa Sembrando Vida, fueron asignadas sin consideraciones de aprecio hacia los soldados.

LA SUBORDINACIÓN

Una parte del relato explica cómo fue elegido en 2018 el general Sandoval como titular de la Defensa, cargo que desempeñó hasta la fecha.

López Obrador puso en marcha una selección que rompió los usos y costumbres militares, al recibir del ministro saliente cinco nombres con figuras de mayor reconocimiento, trayectoria y experiencia en el escalafón de la carrera castrense.

Pero el entonces presidente electo pidió más nombres, y recibió diez más hasta que construyó una lista para su propio análisis.

Las Fuerzas Armadas mexicanas son una corporación en la que sólo hay 27 generales de división, en una lista que sólo es renovada si uno de ellos pasa retiro o fallece, una norma no escrita de la tradición mexicana, explica el autor.

“López Obrador hace la revisión y elige el número 25 en ese escalafón, alguien que jamás en su vida hubiera podido llegar a titular de la Defensa por su menor trayectoria”, prosigue el investigador.

Los generales observan que ese proceso inusual representaba la primera irregularidad que anticipó “una estructura perversa en la relación que estableció el presidente con los militares”.

Según los testimonios, eligió a “alguien que nunca pensó en llegar al máximo cargo, para provocar un agradecimiento infinito al Comandante en Jefe, con lo cual construyó y controló una extraña relación de supeditación”.

Tras la sorpresa, los generales en activo que criticaban en privado las decisiones y los generales de división en retiro contrarios a López Obrador y al nuevo titular de Defensa, otorgaron una tregua de dos años de gracia con “el beneficio de la duda”.

LA CONFUSIÓN

En una inédita reconstrucción de una corriente de opinión disidente que surgió en el seno del Ejército, nunca antes documentada en sus detalles, los generales llegaron a una conclusión a medio mandato sexenal: “el general Sandoval confundió la lealtad con sumisión y la obediencia con complicidad”.

Una de las principales molestias de los altos mandos activos y en retiro consultados por el autor es “que el Ejército se haya convertido en una empresa privada o sociedad anónima, propietaria de aeropuertos, trenes y activos, porque conocen la complejidad de su función pública”.

Estiman que esas nuevas empresas castrenses no son rentables, que nunca hubo estudios serios de factibilidad de los negocios, y que representarán por muchos años subsidios federales que deberá administrar el Ejército, con las consecuencias que representan.

“Los generales consideran que la imagen que se construye en la sociedad es que el Ejército se está robando el dinero y eso les molesta, porque son críticas que siempre se dirigen al ámbito político”, relata Aguilar.

En efecto, en las encuestas levantadas durante décadas, los militares reciben siempre la mejor calificación en el imaginario social mexicano.

Es conocida la máxima que coloca a las Fuerzas Armadas en la cúspide de la escala de respeto a las instituciones después de la revolución social de 1910, sólo disputada por la Iglesia católica en la identidad nacional.

“La administración de obras públicas es considerada como una carga que a los mandos militares les molesta, porque es una masa brutal de dinero que no es para el Ejército”, apunta el experto.

En efecto, el presupuesto de la Defensa creció 150 por ciento en los seis años de López Obrador, según las cuentas del presupuesto federal, pero siguen sin renovarse desde hace 40 años los armamentos, vehículos y la flota aérea militar.

En cuanto a los salarios, los militares subieron sus ingresos sólo un 20 por ciento, apenas la inflación acumulada en el sexenio.

Los generales consultados han realizado estudios comparativos con otros ejércitos en el mundo, y concluyen que “las masas de dinero del gasto público administradas abren las puertas a tentaciones que no deberían de ocurrir entre uniformados, porque el Ejército no está diseñado para esos asuntos”.

SUCESIÓN INÉDITA

Los informantes castrenses consideran inédita la transición en el mando del Ejecutivo, entre López Obrador y la primera mujer presidenta que será a la vez la primera Comandanta en Jefa en la historia mexicana.

La tradición presidencialista otorgaba al nuevo mandatario el privilegio de seleccionar en solitario a los titulares de la Defensa y la Marina de su Gabinete.

Los generales consultados estiman que los nombramientos del general Ricardo Trevilla, en la Defensa, y el almirante Raymundo Morales en la Marina Armada, para el próximo gobierno de Sheinbaum, “fueron elegidos en una decisión conjunta, entre el Comandante en Jefe en activo y la Comandanta en Jefa elegida”.

Esta inusual decisión conjunta no ocurrió nunca antes en las sucesiones anteriores entre presidentes del mismo partido político en el país norteamericano.

“El presidente intervino, la presidenta electa aceptó y ha dicho que seguirá la misma línea del presidente en las relaciones con las Fuerzas Armadas, con la misma estrategia de seguridad a través del Ejército”, puntualiza el entrevistado.

Para crear una Guardia Nacional dedicada a la seguridad pública con casi 130.000 efectivos con un 80 por ciento de personal militar, las Fuerzas Armadas vieron reducidas sus filas a la mitad y ahora quedaron reducidas apenas a unos 65.000 efectivos castrenses. (Sputnik)

Fuente:https://noticiaslatam.lat/

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