El legajo amarillo
Descubrimos el sistema de explotación globalizado. Sobre el escritorio el extenso archivo. Con el sello de defunción. Entrometidos, como lo somos desde infantes, hojeamos cada una de las incrustaciones.
Oriente medio. Sin posibilidad de pacificación. Balsa de piedra donde se bañan todos los bandos con sangre. De un extremo al otro envían cortesías balísticas. Operaciones encubiertas. Fratricidas hasta el tuétano. Aun las ratas tienen mayor compasión entre los mismos de su especie.
Continente americano. Del rio Bravo hasta la tierra del fuego produce materia prima para los hiperconsumidores. Monarquias disfrazadas de democracia. Las comunidades agrarias sobreviven con siglos de atraso. Aquí la vida no vale nada. Comienza siempre llorando. Así llorando se acaba.
Los patrones del siglo XX fue el American Way of Life. Ahora es salvese quien pueda. Antes desde un pase. Mejor dos. Siga intentando. Vaya a sus tres trabajos. El imperio del mal llega desde el pulpito y la cruz.
Aplane el botón del sistema capitalista neoliberal. No hay pobreza sino pereza. Quien trabaja por sus sueños los puede obtener. Para eso las 24 horas en las cuatro estaciones. Oficialmente la disidencia no existe. Ocupacy Wall Street. Globalifóbicos go home. El mundo moderno implora la guerra de las agendas mediáticas escandalosas.
El viejo mundo se va a la cama de los taciturnos. Desde Portugal hasta la cortina de hierro Rusa. No more lonley nigths. La tecnología remplaza al humano. Vida liquida. Filtros en la arena portátil de la memoria. Próxima a despoblarse.
Cerramos el legajo amarillo apesadumbrados. Ha fallecido la esperanza. Ni manera de tunearla. La fea realidad vuela arremangada con los jinetes. Los Apocalípticos caballos de la soledad.