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Gerardo Ledezma

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Un blindaje constitucional que limita la democracia

Con la reciente reforma aprobada en la Cámara de Diputados, se ha modificado la Constitución para establecer que las reformas o adiciones a la Carta Magna sean, en esencia, inimpugnables. Al eliminar la posibilidad de controvertir o impugnar estos cambios, se otorga un poder casi absoluto a quienes cuenten con la mayoría legislativa necesaria, en este caso, Morena y sus aliados.

Esto significa que cualquier modificación constitucional impulsada por esta mayoría no podrá ser revisada judicialmente, limitando las herramientas de la oposición y la ciudadanía para cuestionar posibles abusos.

Al prohibir la posibilidad de juicio de amparo o controversia constitucional para las reformas constitucionales, se crea un blindaje que restringe uno de los principios fundamentales de la democracia: el control judicial. Hasta ahora, el Poder Judicial ha sido un contrapeso necesario para revisar si las modificaciones respetan los principios de la Constitución y no vulneran derechos fundamentales.

Con esta reforma, el control sobre el contenido constitucional queda exclusivamente en manos de una mayoría parlamentaria, reduciendo los mecanismos de control de las minorías y de la sociedad.

Este cambio legislativo deja a México en una situación inusual y preocupante: con una Constitución reformable sin límites y sin mecanismos para garantizar su cumplimiento con derechos y principios democráticos.

La posibilidad de impugnar reformas a la Constitución permitía que estas fueran revisadas y, si era necesario, ajustadas, especialmente en temas sensibles para los derechos humanos o el federalismo. Al cerrarse esta puerta, se corre el riesgo de que las futuras reformas respondan solo a intereses de la mayoría en turno, sin el freno que la revisión judicial representa.

El debate público debe centrarse ahora en las posibles consecuencias de una Constitución que ya no puede ser impugnada.

Este blindaje constitucional concede a la mayoría parlamentaria una libertad que debería preocuparnos a todos, ya que sin herramientas de revisión o control, la esencia misma de la democracia mexicana podría verse debilitada en un contexto de menor pluralidad y equilibrio de poderes.