Con tres décadas de trabajo continuo, el programa PISYE ha dejado una huella en la vida de jóvenes con discapacidad. El proyecto de la Universidad de Monterrey busca empoderar a jóvenes con discapacidad intelectual mediante la educación, la formación laboral y la integración social, tal como lo mencionó Paola Dantés, directora de PISYE.
“El objetivo es desarrollar habilidades académicas, formativas, sociales y laborales que les permitan a los chicos tener una mejor calidad de vida y desarrollarse en el ámbito que decidan encaminar su vida después de terminar el proyecto aquí”, señaló.
Dantés subrayó la importancia de conmemorar el 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, como un recordatorio de los avances logrados y retos pendientes. Esta fecha invita a reflexionar sobre cómo cada persona puede contribuir a construir una sociedad más empática y accesible.
La directora también destacó la labor de la UDEM en la promoción de la inclusión, particularmente en el ámbito educativo, y resaltó el legado de PISYE
“El programa tiene 30 años de historia y, desde sus inicios, la Universidad ha sido pionera en México en ofrecer educación inclusiva. Hemos crecido como comunidad, con una mentalidad abierta hacia la inclusión, permitiendo que este modelo continúe evolucionando y fortaleciéndose”, indicó.
Actualmente, PISYE cuenta con 80 alumnos y cada semestre recibe entre 18 y 20 nuevos participantes. Cada año, se gradúan entre 15 y 18 alumnos que llevan consigo herramientas que fomentan su independencia y participación en la sociedad. Además de clases regulares, los estudiantes participan en talleres laborales, proyectos internacionales y actividades sociales diseñadas para desarrollar sus habilidades.
Las inscripciones al programa abren cada otoño, mientras que en primavera se evalúan a los posibles candidatos. Las familias de los jóvenes se pueden contactar por su correo oficial o a través del Facebook e Instagram oficial de PISYE.
El programa de PISYE también ofrece oportunidades para la comunidad UDEM de poder colaborar con ellos. Tanto estudiantes, profesores y colaboradores pueden involucrarse en esta labor.
“Recibimos entre 12 y 15 alumnos de servicio social por año, así como estudiantes en prácticas profesionales. Además, invitamos a profesores que quieran integrar a nuestros alumnos como oyentes en sus clases y a administrativos dispuestos a recibirlos en prácticas laborales. Nuestra meta es involucrar a toda la comunidad universitaria, independientemente del rol que desempeñen, en la integración y convivencia con los alumnos”, apuntó.
A pesar de los avances logrados, Dantés señaló que aún existen importantes desafíos para lograr una inclusión plena en la comunidad local.
“Aunque hemos avanzado en educación, se necesita mayor sensibilización y capacitación docente, así como políticas públicas para hacer los espacios, el transporte y la vida cotidiana más accesibles. Estas barreras acentúan las limitaciones que enfrentan las personas con discapacidad”, afirmó.
Para Dantés, construir una sociedad inclusiva comienza por reconocer la igualdad y el valor de cada persona.
“Es fundamental entender que todos somos personas, más allá de nuestras diferencias. Reconocer los derechos y el valor de cada individuo es esencial para construir una sociedad más inclusiva”, estableció.
Por último, Dantés aconsejó a todas las personas que quieran colaborar en organizaciones como PISYE a que tengan empatía, paciencia y un enfoque en descubrir y potenciar los talentos de las personas con discapacidad. “Es clave respetar su individualidad y valorar su contribución a la sociedad”, concluyó.
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