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Gerson Gómez

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Me declaro inocente

Los argentinos y los españoles le llaman curda a la indisposición de las fiestas. En situaciones claras y ruinosas salen al parque para cuidar a los infantes. Enseñar los primeros pasos en patines. Bicicletas y toda instrumentaría en ruedas de tracción humana o animal.

Al medio día el sol aprieta el torniquete de la cabeza. La sed invita al expendio en la primera esquina de la cuadra. Ya en la caja estacionados los pagantes muestran el rostro del cansancio.

Aun faltan las horas del recalentado. El pasar con ácido acetil salifico nuestra nacionalista cruda. De menudo bien picoso, recalentado en las tortas de pavo, el menudo recién salido y los tacos de barbacoa en pleno miércoles de ganancias.

Todas las ciudades mexicanas son transitables. Nuestra fuerza laboral ha vuelto a rancherías, ejidos alejados del progreso, de las alianzas de la revolución mexicana y de la modernidad más allá de los telégrafos nacionales.

Quienes vivimos en la paternidad compartida o en suspenso, imaginamos las escenas del descubrimiento pasada de la media noche. La impostura de la carta escrita al polo norte.

Nuestras señales televisivas saturadas de emotivas historias de cristianismo decimonónico. Solo sucede. Zaratustra o Zoroastro pasan a celebrar a todos aquellos panteístas.

Después de cuatro años de abstinencia, el cementerio de autos y un par de medicinas para dormitar de corrido, alguna película en las estaciones de la super carretera, alivianan el estómago y recordar como mañana volveremos a la jornada glorisoa de 8 o 12 horas, al incluir los traslado de las ciudades monstruos de la republica mexicana.

Regresaran los dolores de cabeza de las mujeres divorciadas en procesos de divorcio por viene mancomunados. Los maridos arrepentidos para obtener perdón cristiano. Muerta la navidad, la rabia sabe y las pulgas legales chuparan el remanente. Mantener vivos los expedientes.

Marilyn Monroe vigila las líneas destructivas de la tiroides. La edad no se va con el tratamiento. NI siquiera al colgar la flor favorita. Los metrosexuales varones lucen barbas la magia de la edad. L a belleza de pasear a las amantes con sus uno, dos o tres criaturas. El ciclo repetirá el 2025 con otra nueva pareja, hijos y manera de irse  la cama para disfrutar la impostura.