La gestión deficiente de la apertura en la frontera sur representa un riesgo inminente para la producción ganadera de México. Expertos y productores urgen la implementación de políticas sanitarias que salvaguarden la actividad ganadera, restauren la confianza de los mercados internacionales y fortalezcan la economía nacional.
César Rafael Ocaña, especialista en análisis agroalimentario y director de NexusAgronegocios, advierte sobre las graves consecuencias del ingreso descontrolado de ganado centroamericano. “Mientras no exista una gestión adecuada en la frontera sur, la producción ganadera nacional seguirá en peligro. Es imperativo implementar controles sanitarios efectivos y consistentes”, enfatizó.
La situación es alarmante: por un lado, la frontera norte permanece cerrada debido a las restricciones impuestas por Estados Unidos tras un brote del gusano barrenador; por otro, la frontera sur opera sin controles estrictos, permitiendo la entrada ilegal de ganado a bajos precios y con condiciones sanitarias cuestionables. Informes de InSight Crime indican que cada año ingresan aproximadamente 800 mil cabezas de ganado ilegal desde Centroamérica, generando ganancias de $320 millones de dólares para redes delictivas.
El impacto de esta dinámica es devastador para los ganaderos mexicanos. La competencia desleal, sumada a la amenaza sanitaria, pone en riesgo la rentabilidad de las exportaciones, un mercado valuado en mil millones de dólares anuales. Además, se estima que entre 900 mil y 1.3 millones de cabezas de ganado cumplen con los estrictos protocolos de exportación hacia Estados Unidos, lo que contrasta drásticamente con las condiciones del ganado que cruza por la frontera sur.
“Este descontrol no solo afecta a los productores, sino también paraliza exportaciones y presiona los precios a la baja. Los únicos beneficiados son los intermediarios y los engordadores industriales”, afirmó Ocaña. Mientras el norte ya trabaja en protocolos de reanudación de exportaciones, como preinspecciones y cuarentenas con tratamientos sanitarios, el sur carece de medidas significativas para mitigar los riesgos.
Para abordar esta problemática, Ocaña propone acciones contundentes, como el cierre temporal de la frontera sur para detener el ingreso de ganado ilegal, la implementación de controles sanitarios rigurosos en puntos estratégicos y el refuerzo del sistema de trazabilidad de ganado a través del SINIIGA. También enfatiza la necesidad de reactivar el programa de erradicación del gusano barrenador en la región sur.
“El tiempo apremia. Proteger la sanidad animal y la economía de más de 800 mil ganaderos mexicanos requiere decisiones inmediatas y firmes. El futuro de la ganadería nacional depende de ello”, concluyó Ocaña.
Por: Jorge Martínez -eitmedia.mx