El alfil de la desesperación
Todo arde. En un supuesto de hombre libres la banalidad. Quien conduce el auto de lujo guía al éxito.
Nuestra latinoamericana requiere de interlocutores. En 14 días el cambio de gobierno, la salida de Joe Biden presidente 46, al retorno de Donald Trump numero 47, requiere de alfiles para colocar de ejemplo de éxito.
Mira hacia la república de la Argentina. El régimen del derechista Miley deja ciego al encantador de serpientes Trump.
En la parte inferior de nuestra América, los macro números de las finanzas ofrecen respiros mientras el barco social va a pique.
Olvide la clase media, los empresarios bonaerenses trazan enrutes del diccionario del fondo monetario internacional.
Para quienes radican allá la proyección de empobrecimiento llegará al 54%. Las zonas villeras, de la indigencia, rozan ya el 20%.
Solo el 36% de la población puede comer tres veces al día. La industria carece de futuro. Donald Trump insistirá en Milei de contrapeso a las democracias. Ese proyectil tiene como puerto la frágil Venezuela de Maduro.
El caribe, con sus islas, incluyendo Cuba de Díaz Canel o de la familia Castro Ruz, pasa al olvido. La nueva realidad es Argentina.
Milei parece el mago de la feria. Viaja por el globo terráqueo. Besa a los hebreos. Discute en contra de la Social Democracia. Toda apuesta a la solidaridad de las naciones, incluyendo la suya, debe ser suprimida.
Quienes no trabajan, no producen, deben pasar a la memoria, la depuración de una forma grosera, la muerte por inanición.
Ambos personajes están cortados con el mismo patrón. Serán recordados en la siguiente década de despóticos.