Entre roscas, vetos y promesas vacías…
En un México donde la realidad a veces parece una sátira cruel, el inicio del año 2025 trae una serie de eventos que oscilan entre lo inverosímil y lo indignante. Desde delincuentes que reparten Roscas de Reyes en Tabasco como si fueran benefactores, hasta vetos presupuestales que asfixian a municipios en Nuevo León y el regreso de diputados con promesas recicladas, el panorama nacional pinta un retrato desolador.
El narco: La nueva filantropía
La distribución de Roscas de Reyes por presuntos integrantes del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Tabasco no es solo un acto de cinismo, sino una muestra alarmante del vacío de autoridad que prevalece en muchas regiones del país. Mientras el crimen organizado refuerza su narrativa de “protectores del pueblo”, las autoridades federales parecen minimizarlas. La presidenta Claudia insiste en que el problema del fentanilo en México es menor comparado con otros países, pero esta postura ignora las consecuencias devastadoras que el narcotráfico sigue generando en comunidades enteras.
Regalar una rosca puede parecer inofensivo, pero detrás de estos gestos hay un mensaje aterrador: el Estado ya no es el único ente que regula la vida social en amplias zonas del país. Este tipo de acciones no son gestos altruistas, sino estrategias para ganar control social y legitimar su presencia ante una población que, en ausencia de un gobierno fuerte, opta por aceptar lo que viene.
Nuevo León: Entre vetos y disputas políticas
El veto del gobernador Samuel García a los nuevos valores catastrales de Monterrey es un golpe que resuena en las finanzas municipales y la gobernabilidad. Adrián de la Garza, alcalde de Monterrey, promete no claudicar y continuar fortaleciendo al municipio. Sin embargo, la pregunta inevitable es: ¿cómo se fortalecerá una ciudad cuando se le niegan los recursos necesarios para operar?
Mientras tanto, la tensión entre el Ejecutivo estatal y los municipios no deja de crecer. Este choque de trenes político no solo perjudica a los gobiernos locales, sino que en última instancia, afecta a los ciudadanos, quienes deben lidiar con la falta de recursos para infraestructura, servicios públicos y programas sociales.
En medio de este caos, los diputados regresan con promesas de destrabar el presupuesto 2025. Si bien es cierto que hay rumores de acuerdos inminentes, no podemos olvidar que estos mismos legisladores han estado en el epicentro de las disputas por vetos, alzas en tarifas y falta de consensos.
La esperanza de un presupuesto que alivie las carencias de municipios y estados está latente, pero no se puede ignorar la desconfianza generada por años de promesas incumplidas y decisiones políticas que priorizan intereses partidistas sobre las necesidades ciudadanas.
¿Hacia Dónde Vamos?
La situación actual es un reflejo de un país donde las instituciones parecen perder terreno frente a la violencia, la polarización política y la inacción gubernamental. Mientras el crimen organizado endulza a la población con gestos simbólicos, el gobierno federal minimiza los problemas, y las pugnas políticas en los estados ahogan el desarrollo local, el verdadero costo lo paga la ciudadanía.
El 2025 apenas comienza, pero si algo está claro es que el camino hacia la reconstrucción del tejido social, la justicia y la gobernabilidad será largo y empinado. México necesita liderazgo, acción y, sobre todo, voluntad política para enfrentar los desafíos de frente y no con gestos simbólicos o retóricas que diluyen la realidad. Es hora de que los actores políticos y sociales, desde la presidencia hasta los municipios, dejen de ser parte del problema y comiencen a ser parte de la solución.
