La defensa inexplicable de Garduño y la migración en crisis
El manejo de la crisis migratoria en México es, sin duda, uno de los temas más delicados y complejos de la administración actual. Sin embargo, el reciente anuncio de Claudia Sheinbaum de que Francisco Garduño continuará al frente del Instituto Nacional de Migración (INM), a pesar de enfrentar un proceso penal por la tragedia de 40 migrantes muertos en un albergue, plantea serias dudas sobre la prioridad del gobierno federal en cuanto a la responsabilidad y la justicia.
Garduño ha sido señalado como responsable directo de la negligencia que resultó en la muerte de estos migrantes en Ciudad Juárez, una tragedia que no solo fue un golpe a la moral de la sociedad mexicana, sino una vergüenza a nivel internacional. No obstante, en lugar de actuar con la firmeza necesaria, se ha optado por un periodo de “transición larga” para evitar cualquier tipo de ruptura en la coordinación entre los equipos migratorios, según declaraciones de Sheinbaum.
Esta decisión no solo parece una justificación para proteger a Garduño, sino que también pone en evidencia la falta de voluntad para actuar con rapidez ante una crisis que sigue afectando a miles de personas que buscan refugio y una vida mejor en México. La migración, como tema central en la relación con Estados Unidos, no puede ser manejada con dilación ni con la presencia de individuos comprometidos con la incompetencia y la negligencia. La cuestión no es solo de sancionar a los culpables, sino de evitar que tragedias similares sigan ocurriendo. Lamentablemente, en este caso, parece que la transición y la coordinación siguen siendo más importantes que la justicia que merecen las víctimas.