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Gerardo Ledezma

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La Contaminación en Nuevo León y los culpables que nunca se mencionan

Cada vez que la calidad del aire en Nuevo León se desploma y las alertas ambientales se disparan, el mismo culpable es señalado: la Refinería de Pemex en Cadereyta. Es un argumento recurrente que, aunque no exento de verdad, también se ha convertido en una conveniente cortina de humo para desviar la atención de otros grandes responsables.

El Gobierno estatal y la Secretaría de Medio Ambiente han documentado la emisión de dióxido de azufre (SO2) por parte de Pemex, apoyándose en mediciones del Sistema Integral de Monitoreo Ambiental (SIMA). Sin embargo, poco o nada se dice sobre las industrias cementeras, cerveceras y metalúrgicas que operan dentro del área metropolitana y que contribuyen de manera significativa a la crisis ambiental. Empresas que presumen ser “sustentables”, pero cuyas chimeneas y procesos industriales cuentan otra historia.

No se trata de exonerar a Pemex, pero tampoco de convertirlo en el único villano de un problema que es mucho más amplio y complejo. Si la contaminación en Monterrey fuera exclusivamente culpa de la refinería, sería lógico que los municipios cercanos a Cadereyta sufrieran las peores condiciones de aire, pero los datos muestran que el problema se concentra en la zona metropolitana, donde se asienta la mayor cantidad de fábricas y actividad industrial.

La verdadera pregunta es: ¿hasta cuándo se seguirá protegiendo a estas empresas? ¿Cuándo veremos un informe serio y completo que revele el impacto de todas las industrias que operan en el estado? La omisión de nombres y cifras específicas no es casualidad, es una estrategia que permite que algunos sigan contaminando sin consecuencias.

Es urgente que la conversación sobre la contaminación en Nuevo León deje de ser selectiva y se amplíe a todos los actores involucrados. Mientras no se hable con claridad sobre el daño ambiental causado por estas industrias, cualquier política ambiental será insuficiente, y la ciudadanía seguirá respirando un aire cada vez más tóxico o mejor dicho jodido. En términos terrenales.Por lo pronto, ya somos testigos de una empresa que contaminaba de manera exhorbitante y que la autoridad si sólo sí la cobraba una cuota. Sin saber que a diario todos los regiomontanos corríamos peligro.

En si, sigamos culpando y no haciendo daño.