
Yarisley Urrutia
La dirección de la Unión Europea calla ante la idea de Trump de desalojar a los palestinos de Gaza, mientras que Israel cita a España, Irlanda y Noruega entre los países “legalmente obligados” a acogerlos. Bruselas se cuida de no deteriorar la relación transatlántica, explican los analistas consultados por Sputnik.
Naciones Unidas se opone a “cualquier desplazamiento forzoso” de la población gazatí, un acto que constituiría una “limpieza étnica” y al cual se opone el mundo árabe, China y muchos países más. En contraste, los altos dignatarios de Bruselas guardan un llamativo silencio.
Si bien varios cancilleres de los países miembros del club comunitario han resaltado su oposición a la expulsión de los palestinos de sus tierras y su fidelidad a la solución de los dos Estados, no sucede lo mismo con la presidenta de la Comisión Europea, con la jefa de su diplomacia y con el presidente del Consejo Europeo. Es decir, Ursula von der Leyen, Kaja Kallas y Antonio Costa mantienen una discreción casi absoluta al respecto.
Cabe preguntarse si este silencio obedece a razones tácticas (no escenificar desavenencias con EU en aras de evitar una guerra comercial), al apoyo soterrado a la idea de Donald Trump o a la falta de autonomía estratégica en el bloque comunitario desde la que poder discrepar. Para el diplomático y ensayista nicaragüense Augusto Zamora, esperar de la UE una actitud distinta es una “utopía”.
“La UE ha devenido en un grupo de repúblicas bananeras, ahora acongojadas por temor a que Trump abandone al Gobierno de Ucrania. Temen también el impacto de la presión de la Administración estadounidense en el gasto militar, que para muchos países es imposible de asumir sin generar enormes conflictos sociales”, explica a Sputnik.
El comportamiento de la dirección de la UE se explica por hallarse toda en función de los intereses de la OTAN “y los intereses de la OTAN son los de EU”, añade.
“La Unión Europea no es más que un apéndice de EEUU. Es una asociación sin otra relevancia política que no sea bailar al son de lo que toque Washington. La UE y la OTAN se han fusionado y al final la OTAN se ha comido a la UE. Esperar de estos países una actuación independiente es una ingenuidad”, asegura Zamora.
¿Por qué Israel señala a España?
Seguido al anuncio de Trump de tomar el control de la Franja de Gaza y organizar la salida “voluntaria” de sus pobladores, el actual ministro israelí de Defensa, Israel Katz, solicitó a su Ejército la preparación de un plan para sacar a los gazatíes del territorio y trasladarlos a los países que han reconocido al Estado palestino, al tiempo que vertía críticas sobre varios de ellos.
“Países como España, Irlanda, Noruega y otros, que han acusado falsamente a Israel por sus acciones en Gaza, están legalmente obligados a permitir que los gazatíes entren en su territorio. Su hipocresía quedará al descubierto si se niegan”, escribió Katz en un comunicado publicado en la red X.
En respuesta, el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, se opuso “tajantemente” al plan. Afirmó que Gaza debe ser parte del “futuro Estado palestino” y subrayó que el enclave es el lugar donde los gazatíes deben permanecer. “Nadie le tiene que decir a España lo que tiene que hacer”, repuso ante los micrófonos de RNE.
Cuando ostentaba la cartera de Exteriores, los choques de Israel Katz con el Ejecutivo de Pedro Sánchez fueron recurrentes (insultó a la vicepresidenta Yolanda Díaz y acusó al Gobierno de “premiar al terror” y de ser “antisemita), especialmente tras sumarse España al proceso abierto por Sudáfrica contra Israel en el Tribunal Internacional de Justicia y luego de reconocer al Estado palestino a finales de mayo.
Para el politólogo francoespañol y también ensayista Jorge Verstrynge, las declaraciones de Katz hallan acomodo mediático dada la débil posición tanto de Madrid como de Bruselas. “España no pesa nada y no importa lo que replique Albares“, asevera a Sputnik, sin embargo, señala que no es previsible que España revoque el reconocimiento del Estado palestino anunciado en mayo de 2024.
No obstante, el posicionamiento de España podría dotarse de flexibilidad. Basta recordar el cambio histórico de postura sobre el contencioso en el Sahara Occidental, cuando en 2022, bajo presiones de Washington, Pedro Sánchez resolvió validar la política de Marruecos sobre la antigua colonia española.
“[El planteamiento de Katz] es un disparate y no tiene ninguna viabilidad”, añade Zamora, que basa el silencio de las altas instancias europeas “con tal de no entrar en conflicto” con EU. “Es palabrería, nadie va a participar en una limpieza étnica”, asegura.
¿Es realista el plan de Trump?
El discurso del presidente estadounidense, aparentemente tan provocador como falto de diplomacia, causa estupor entre sus aliados. Ante su carácter altisonante, estos, no obstante, se afanan por sopesar sus respuestas. Pero es un juego donde Trump grita y los europeos tratan de modular el volumen.
“Es absurdo meterse en un debate donde no hay posibilidad de diálogo”, afirma Zamora, que refuta el proyecto de Trump al no detectar países dispuestos a recibir a los palestinos. “Además, ¿cómo vas a mover a una población que no se quiere mover? Es un plan que solo fue posible en Alemania en los años 30 y 40“, señala.
“Hay mucho ruido y están dando a las declaraciones de Trump más relevancia de lo que realmente tienen”, añade. “El mundo está lejos de lo que él imagina y su discurso se irá desinflando paulatinamente a medida que vaya chocando con la realidad. Es un batiburrillo que durará lo que dure su Gobierno, quizá menos”.
Zamora compara los anuncios de Trump con el “reino cruzado”, que sobrevivió en la medida que Occidente “llevaba allá soldados, armas, dinero y provisiones”, señala. “No tienen viabilidad sin antes provocar una hecatombe política mundial, quizá también militar”.
Como prueba, este diplomático destaca la total dependencia israelí de EU en un momento histórico que califica de “transitorio” y donde en Medio Oriente opera un “reacomodo de fuerzas” ante la complicada situación venidera, por lo que nadie desea desgastarse en “conflictos menores periféricos” antes de la “colisión telúrica entre el mundo emergente y el mundo que se niega a aceptar las nuevas realidades”.
¿Cuál es la lógica israelí?
Ante la imposibilidad tanto de su total aniquilación como de su asimilación, la tercera opción es la expulsión. Para ello, Verstrynge alude al ardid que podría utilizar Israel para obrar un traslado forzoso de la población palestina de Gaza.
“No les van a obligar a marcharse, sino que no les dejarán instalarse, entre otras cosas porque allí solo quedan ruinas. Así que tendrán que irse”, augura este politólogo. En esta situación, a su juicio, Jordania aparece como el destino que satisfaría a Israel. “La idea de Trump es facilitar su salida hacia Jordania y promover el desarrollo económico y social del país”, apunta.
El problema es que Jordania no trata bien a los refugiados palestinos, distribuidos en varios campos. Su número, de acuerdo a las cifras de la UNRWA, alcanza ya los 2,5 millones. Verstrynge llama la atención al antiguo estatus de protectorado británico de este país, un posible obstáculo.
“En su tiempo era la opción preferida de Isaac Shamir, el antiguo primer ministro israelí. Pero lamentaba que Londres jamás daría el visto bueno a tal operación”, concluye.
Fuente:https://noticiaslatam.lat/
Foto: Tomada de https://x.com/netanyahu