La bonificación
Viven de prestado. Apenas terminan de cubrir el adelanto e ingresan próximo pedimiento. Deben como cualquiera de los trabajadores. Solo entendieron desde los números. Pagamos el impuesto sobre la renta de los ingresos brutos.
La numeraria de los depósitos decrece por el préstamo. El impuesto federal por lo laboral coincide. Nuestro empleador y empleado juegan en el límite de la suposición, de la laguna legal.
Familias enteras viven el futuro al presente. Evaden los cobros excesivos de Hacienda. Nuestro país cobra impuestos uno tras de otro. La miscelánea fiscal no permite defraudadores de cuello sudado. Solo grandes entreperneurs. Con derecho de picaporte en las alcaldías y gubernaturas.
Cada despacho de abogados fiscalistas deduce de la mano de los contadores. Para ambos viene la bonificación. La iguala mensual otro tanto.
El patriotismo al pagar la nueva camioneta de la esposa. Viaje al exterior en los Estados Unidos de Trump. Acorde a la necesidad de tuneo del segundo frente.
El trabajador cubre las cenizas de la cuenta en la tienda del barrio. No prospera como lo hace la empresa. Sobrevive con las horas extras. La satisfacción y la certeza de comunidad laboral. Sueñan ir en Semana Santa a las enchapopotadas playas de Tampico.
Comprar baleros al auto antes de salir a carretera. Beber el viernes santo. La cruz de olvido. Cerrar la herida de la desigualdad financiera. Ahí la llevan.
