Vuela, vuela, no te hace falta equipaje
Impredecible. Nuestra soberanía nacional vulnerada. Los vuelos de drones no tripulados existen desde años atrás. Siempre han sido detectados por los radares. También los satélites estadunidenses conocen perfecta orografía del territorio mexicano.
Los canadienses también lo saben. Para obtener magníficos resultados no en exploración de los criminales, sus estancias, escondidos en el triangulo dorado.
Ubican las zonas de minerales. Compran con sus socios, algunos capitanes de empresas nacidos en nuestro territorio, para obtener los derechos de exploración y uso de materiales.
Canadienses y Estadunidenses van tomados de la mano. Si Trudeau admitiera el uso de la tecnología, destrozará las relaciones diplomáticas. La presidente de México lo sabe. Trump hace lo mismo.
En las embajadas manejan información clasificada sobre los perfiles de los lideres de las células criminales. Con quienes se relacionan. A cuáles escuelas asisten sus hijos. La ruta del dinero. El nombre de sus amantes. El sistema de flujo de efectivo.
Quieren detener los excesos de la vida glamurosa de los principales. En contraparte, a las armerías, los dueños de la maquinaria de guerra, muchos de ellos republicanos, requieren conservar el consumo, tráfico y libre tránsito de sus catálogos de nueva generación.
A México no llega arsenal fabricado en las antiguas republicas socialistas. Del desmantelamiento de la antigua muralla de metal, granito e investigación asesina.
Establecer retenes militares en las carreteras rumbo a la frontera estadunidense, cansa a los transportistas y familias.
Los precursores sintéticos corren por el aire. Toneladas fecundas para introducir por la compleja red de túneles en ambos lados de la frontera.
Submarinos por el mar de Cortés rumbo a California. Paqueteros aéreos en Sonora, Chihuahua y Coahuila. Mulas mojadas en Tamaulipas y poco o nada, por los caminos de Nuevo León.
Comerse al cachorro del león no soluciona el problema. México se va llenando de desplazados Argentinos, Cubanos, Venezolanos y Colombianos.
Aquí prestan servicios sexuales, pagaderos en moneda nacional. Este es el nuevo sueño americano.
