Mi novia Mariana
Las notas de la cumbia resultaban pegajosas. Hablaban de un embarazo no deseado. El varón pasa de alto la conminación a la responsabilidad afectiva. Fue un hit del momento. Ahora sería imposible transmitir en las estaciones de radio. O tal vez sí. Es tan caprichoso el mercado como las porquerías de letras actualizadas.
Sucede todos los días, en cada familia, el descuido en las relaciones sexuales. Incluso en los menores de edad. Ellos parecen tan actualizados de vivir con intensidad los primeros escarceos.
Aún ahora guardan en las carteras los preservativos inútiles. Piensan en el momento de éxtasis o de liviandad.
Los bebes no deseados irrumpen la caótica carrera autodestructiva de los mentores. De sexo no se habla en la mesa. Como tampoco del uso de estupefacientes.
México es país con alta incidencia de padres menores de edad. Juegan a la ruleta rusa. Entre las enfermedades de transmisión sexual o la corruptela de sus pares femeninos. Edades de atención. Sorprenden incluso a los mismos médicos.
Casos donde queda trunca la infancia. El producto, como refieren al ser humano, corre el riesgo del abandono en la calle o de la penalización de los medios de comunicación.
Linchan con la anuencia de la opinión pública. Azorados los adolescentes no pueden sostenerse en lo financiero. Tampoco en la crianza de alguien apenas venido a la vida.
Mejora en educación social. Sintonía de la producción de tabús. Vamos a pasar de la cumbia a la melodía suave. Para no pensar en Mariana, cuando salió con su domingo siete.
