El amor puede ser ciego, pero no tanto como para no notar que un pato de peluche cargado de marihuana llama la atención. Eso parecen no haber calculado América Zuleyma y Juan Manuel, una pareja cuyo peculiar método de transporte de estupefacientes les valió un viaje inesperado, aunque no al parque de diversiones que imaginaban.
Todo comenzó cuando agentes de la Policía de Monterrey los vieron discutiendo en plena calle. Lo que pudo parecer una pelea de pareja común pronto tomó un giro peculiar: al notar la presencia policial, optaron por la clásica estrategia de “caminar rápido como si nada”, fallida desde los tiempos de la secundaria. Pero el verdadero protagonista de la historia fue el peluche que la mujer abrazaba con un fervor sospechoso.
Al revisar el juguete, los oficiales encontraron siete bolsas de plástico con hierba verde, acompañadas de un kit completo para el negocio: efectivo, celulares, báscula digital y hasta una radio. Todo menos un manual de “cómo no llamar la atención al vender drogas”.
La pareja, ahora menos unida que antes, fue invitada a conocer las instalaciones policiales gracias al programa “Escudo”, que promete seguridad ciudadana y, de paso, lecciones gratuitas sobre qué no meter en un animal de felpa. Mientras tanto, el pato de peluche espera en evidencia, probablemente añorando los días en que solo era un simple juguete.
