
La administración de Adrián de la Garza marcó esta semana una agenda multifacética que refleja su compromiso con tres ejes fundamentales: la sostenibilidad urbana, el desarrollo infantil y el acceso a la educación superior. En un giro que prioriza la participación ciudadana, el gobierno municipal anunció que mantendrá intactos los requisitos ambientales para construcciones, tras ampliar la consulta pública sobre modificaciones a los reglamentos de desarrollo urbano.
“El Manifiesto de Impacto Ambiental no desaparecerá. Escucharemos todas las voces antes de tomar decisiones”, aseguró el alcalde, despejando dudas generadas por la revisión normativa. Fernando Gutiérrez, secretario de Desarrollo Urbano Sostenible, precisó que el MIA sigue siendo obligatorio para cualquier obra, en línea con la política ambiental del municipio.
El compromiso con las nuevas generaciones se hizo tangible en el Peque Fest del DIF Monterrey, donde más de 25 mil personas colmaron la Arena Monterrey para celebrar el Día del Niño. El espectáculo de Bely y Beto coronó una jornada que incluyó actividades en colonias vulnerables, demostrando la apuesta por espacios de convivencia familiar. “Ver su felicidad valió todo el esfuerzo”, reconoció Gaby Oyervides, presidenta del organismo asistencial.
En el ámbito educativo, la firma de un convenio con la UANL garantizará becas del 50% en inscripciones para estudiantes vulnerables de preparatoria y licenciatura. “La educación es la puerta a un mejor futuro”, destacó De la Garza durante la ratificación del acuerdo con el rector Santos Guzmán. Este programa, que abarca 27 municipios, busca reducir la deserción escolar mediante apoyos gestionados conjuntamente por la universidad y los gobiernos locales.


Tres iniciativas distintas pero conectadas por un mismo hilo conductor: la construcción de una ciudad que equilibre desarrollo urbano responsable, oportunidades para la niñez y herramientas para que los jóvenes transformen su realidad académica. Mientras el cabildo amplía plazos para decidir sobre normas de construcción, las calles de Monterrey vibran con risas infantiles y las aulas se preparan para recibir a una nueva generación de beneficiarios, en un esfuerzo por tejer políticas públicas que trasciendan periodos administrativos.
Por: Diego Ovalle-eitmedia.mx