
La industria de Nuevo León respira, pero no canta victoria. Según el último reporte de CAINTRA, las pérdidas por robo a transporte de carga cayeron de 13,993 millones de pesos en 2023 a 5,950 millones en 2024, una reducción del 57% que refleja avances en seguridad, pero que aún mantiene en vilo al sector productivo.
Los datos revelan que los asaltos en carreteras bajaron 29% (2,637 millones) y los del ferrocarril 54% (521 millones). Sin embargo, los costos indirectos —como primas de seguros, rutas alternas y tecnología antirobo— siguen pesando, con un gasto extra de 2,833 millones. “Cada camión que evita circular de noche o cada póliza que sube sigue siendo un lastre”, explicó un vocero de la cámara industrial.
El éxito se atribuye a tres factores clave: coordinación intergubernamental, inversión empresarial en seguridad y operativos tácticos. Ejemplo de ello son los patrullajes reforzados de la Guardia Nacional en tramos críticos como el corredor Monterrey-San Luis Potosí, donde antes ocurría 40% de los robos.
Pero la lucha continúa. CAINTRA plantea una agenda urgente: más tecnología de monitoreo en carreteras, libramientos seguros y paraderos vigilados para transportistas. “No es solo recuperar mercancía; es evitar que choferes arriesguen su vida”, subrayó el informe.
Mientras Nuevo León celebra los números verdes, el llamado es claro: consolidar esta tendencia requerirá que autoridades y empresarios mantengan la guardia alta, especialmente en corredores como el del Golfo, donde el crimen se reinventa. La meta, dicen, es que la próxima caída no sea porcentual, sino definitiva.
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