
En un discurso cargado de llamados al civismo y a la participación democrática, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, aprovechó el marco solemne del bicentenario del Colegio de Abogados del estado para proponer que la entidad se convierta en referente nacional en la transformación del Poder Judicial. Pero más allá de la retórica, la propuesta plantea preguntas sobre viabilidad, profundidad y voluntad política real.
Durante el evento, García insistió en que Nuevo León debe ir más allá del debate nacional y aspirar a construir, de cara al 2027, un sistema judicial local que marque pauta en todo el país. Según dijo, el primer paso sería la participación activa de la ciudadanía en las elecciones de integrantes del Poder Judicial Federal, previstas para el próximo junio, lo que en su opinión podría sentar las bases para futuras reformas locales de mayor calado.
El gobernador no ocultó su desdén por los modelos judiciales importados al pie de la letra, a los que calificó como simples “copias y pegas” de sistemas ajenos. Para García, la entidad tiene la oportunidad –y la obligación– de diseñar su propio mecanismo de selección de jueces y magistrados, incluyendo filtros como exámenes de conocimientos y evaluaciones de probidad que cierren la puerta a aspirantes con historiales cuestionables.
Sin embargo, el planteamiento del mandatario no está exento de escepticismo. Aunque habló con convicción sobre transparencia, mérito y legalidad, no especificó cómo se garantizaría que ese modelo no termine siendo rehén de cuotas políticas o arreglos partidistas, como tantas veces ha sucedido en la historia judicial del país.
Lo cierto es que en tiempos donde la desconfianza ciudadana hacia las instituciones es alta, cualquier intento de reforma judicial necesita algo más que buenos discursos: requiere voluntad para romper inercias, resistencias internas y estructuras que durante años han protegido intereses particulares bajo la toga.
Por ahora, Samuel García ha lanzado una promesa ambiciosa y ha vestido de esperanza un acto conmemorativo. Pero como ocurre con tantas iniciativas en el terreno judicial, el verdadero juicio vendrá después, cuando se deba pasar de las palabras al diseño y de ahí a la acción. Y ahí es donde Nuevo León deberá demostrar si está listo para ser ejemplo… o solo inspiración de un buen discurso.
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