
La vacilada
Llevan a la Facultad de Comunicación de la UANL al grupo desconocido de K-Pop. Les presentan a nuestros alumnos el espectáculo de los adolescentes de rasgos orientales.
La chaviza universitaria enloquece. Agradecen a la dirección la oportunidad de acercamiento con la cultura de band boys.
Ellos al play back bailan. Sorprendidos por la respuesta del estudiantado. Es un esfuerzo de calidad mundial.
Repensamos en el día del maestro las cualidades de quienes cursan la carrera. Dejaron de ser estudiantes modelos. Son felices de la vacuidad. De lo banal en los coloquios. Tienen como personajes emblemáticos al influencer, al youtuber, a la encueratriz del metro.
Ellos suman millones de viewers. La ventana de la información vale para tres cacahuates. Ni siquiera logran dominar el castellano. Cuando naturaleza no da, Salamanca no lo tiene.
Antes de Comunicación como carrera mientras me caso, muchas damas cursaron la normal para maestros. Les aseguraba plaza, planta, dinero. En muchas comunidades perdidas de la geografía hicieron vida.
Después de Comunicación, vino Gastronomía, Relaciones Internacionales, Mercadotecnia.
Licenciados en tiempo libre y especialistas en Hotelería y Turismo. De magra paga al momento de vincularse a la vida profesional. Miles de ellos frustrados engrosaron el subempleo.
Como vendedores de seguros o comerciantes de catálogo. Debemos pedir revisión. Reclamar al consejo universitario, a los directores y al rector, la falta de maestros reales. Profesionales limpios y certeros en todos los campos.
No calienta sillas. Poli confundidos entre la educación de calidad, la singularidad de investigadores. Mientras tanto, feliz día del maestro. Cada día quedan menos en este apostolado.