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El perezoso de Kiyú, un tesoro de 8 millones de años emerge en Uruguay

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Patricia Avila

Kiyú, San José (Uruguay).- El paleontólogo Aldo Manzuetti trabaja alrededor de lo que, para ojos expertos, es un hueso fosilizado entre arena y sedimentos en el balneario uruguayo Kiyú (sur). Su colega Daniel Perea espera, pico en mano, para despejar el área de lo que podría ser el fósil de un perezoso de unos 8 millones de años.

La playa de Kiyú, al final de un barranco que deja a la vista las diferentes formaciones geológicas de Uruguay, ha revelado desde principios del siglo XX cientos de fósiles.

Se trata, por ejemplo, del sitio donde encontraron el cráneo de un carpincho de 250.000 años, el del roedor Josephoartigasia (el más grande de su especie hallado hasta ahora), los gliptodontes Pseudoplohophorus y Uruguayurus, el perezoso Kiyumylodon, el biguá gigante Macranhinga y el gran vampiro Desmodus draculae.

Unos días antes de que los paleontólogos acudieran a Kiyú en busca del hueso descubierto, Rafael Pérez y su esposa, Valentina Cantera, paseaban junto a su familia por la playa del sureño departamento de San José.

Rafael, un arquitecto de 38 años, conoce el lugar desde su infancia y en sus manos ha tenido varios objetos que son testimonio de otras épocas, como vasijas indígenas de barro, dientes o costillas fosilizadas de animales prehistóricos y hasta una botella de cerámica, salida quizás de algún antiguo barco hundido en los mares uruguayos.

Esta vez, contó Rafael a la Agencia Sputnik, distinguió sobre las rocas el cuerpo vertebral de un animal y tras acercarse descubrió otras vértebras que se dispuso a desenterrar.

A Valentina le llamó la atención un objeto enterrado cerca de las vértebras, que identificaron como otro hueso.

“Excavamos un poco para que se viera mejor y resultó ser un hueso largo. No quisimos tocar nada más y llamamos a Perea. Fue uno de los hallazgos más interesantes que hemos hecho en la playa. Nunca había encontrado algo enterrado”, relató Rafael.

Durante el trayecto en automóvil desde Montevideo hasta Kiyú, aproximadamente una hora y media que pasó entre mates (infusión típica del Río de la Plata, similar al té) y bizcochos, Perea contó a esta agencia que identificaron el fósil como un hueso -húmero o femur- de un animal de gran tamaño, que podría ser un perezoso o un toxodonte, aunque no podrán saberlo a ciencia cierta hasta que lo extraigan.

Ya en la playa, en una jornada que amenaza con lluvia, el también profesor de vertebrados de la Facultad de Ciencias de la estatal Universidad de la República supervisa la excavación del fósil, cubierto por sedimentos en la llamada Formación Camacho (Mioceno Superior, entre 15 millones y 5,3 millones de años).

Bajo la atenta mirada de Rafael y algún curioso que se acerca, los paleontólogos, armados con pico, pala, cepillos y espátulas, quitan arena y sedimentos de alrededor del hueso, que lentamente va tomando forma.

Si se confirma su antigüedad, podría ser uno de los megaterios más antiguos hallados, tras el descubrimiento en Argentina del cráneo de un ejemplar juvenil de alrededor de 3,5 millones de años.

SORPRESA GIGANTE

Al final, resulta ser un húmero, el hueso más largo de la parte superior del brazo, y pertenece a un megaterio, o sea, un perezoso terrestre gigante que, en este caso, pesaría unas dos toneladas y superaba, erguido en dos patas, los tres metros, explicó Perea, con más de 40 años de experiencia en la paleontología.

Estos mamíferos, parte de la megafauna que habitaba la región hasta hace unos 10.000 años, llegaban a medir unos 5 metros con un peso de hasta seis toneladas.

El fósil está en mejor condición de lo que esperaban, afirman los expertos, que siguen excavando alrededor del hueso para poder extraerlo mejor.

Y a medida que retiran la arena, se llevan una sorpresa. Junto al hueso, Manzuetti descubre otros restos óseos. ¿Serán parte del mismo hueso, y entonces no es un húmero? ¿Serán del mismo animal?

Pronto queda claro que son enormes dientes fosilizados casi intactos, con la corona bien definida, y los paleontólogos bromean: “¿se habrá caído de bruces?”.

Para Perea, quien fue parte del equipo que descubrió una nueva especie de tiranosaurio en Uruguay, el Udelartitian celeste, algunos de los dientes pertenecerían a la mandíbula del perezoso, es decir la parte inferior del maxilar.

“Es un hueso bastante recto y alto, ellos tenían la mandíbula muy alta con mucho hueso abajo para aguantar las raíces (de los dientes). Los del cráneo son un poco más anchos, más cuadrados, no tan rectangulares y son más curvos, más cortos”, explica.

Manzuetti, quien se especializa en fósiles de mamíferos carnívoros hace una década, finalmente halla cuatro dientes y una vértebra.

El paleontólogo explica que podría haber otros restos del mismo animal, pero que probablemente las corrientes de la zona los diseminaron a través del tiempo, y solo quedaron en el lugar los huesos más pesados.

Hace millones de años, las aguas de este litoral eran más cálidas y la zona tenía vegetación arbórea, parecida a la sabana, con animales grandes adaptados a ese clima.

Pero el viernes 16 de mayo varios truenos anuncian la próxima llegada de la lluvia a Kiyú, una suerte de señal para que los científicos terminen la extracción, protejan el hueso más grande hallado (el húmero) y den por terminada una jornada cuyos resultados fueron mejores de lo previsto.

El proceso sigue ahora en el laboratorio de la facultad, donde los expertos preparan los fósiles, sacando el excedente de sedimento y reforzando con pegamento las partes más frágiles, explicó Perea.

Estos no son los primeros fósiles de un megaterio hallados en Uruguay, pero podrían ser los de mayor antigüedad.

Estos antiguos mamíferos, cuyos restos se han encontrado en varias zonas de América del Sur, habitaron la región hasta hace entre 8.000 y 10.000 años y compartieron el territorio con los primeros indígenas, que los cazaban y podrían haber sido la causa de su extinción.

Mientras, en Kiyú queda otra vértebra por recuperar que sería del mismo ejemplar. Y tal vez, quién sabe, la playa deje al descubierto otros tesoros ocultos. (Sputnik)

Fuente: https://noticiaslatam.lat/

Foto: Ilustración

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