El fuero, el gol más largo de Cuauhtémoc Blanco
Cuauhtémoc Blanco, aquel ídolo de las canchas que alguna vez hizo vibrar al Estadio Azteca con su famosa “cuauhtemiña”, hoy juega un partido muy distinto, pero con una defensa igual de cerrada: la que le otorga su fuero como legislador. Y es que mientras en el Congreso se discute si la justicia también debe aplicarse cuando el acusado viste traje y no uniforme deportivo, fuera del recinto miles de voces exigen que se deje de patear el balón hacia fuera.
Este martes, un grupo encabezado por la diputada Laura Ballesteros Mancilla, acompañada de activistas, feministas y organizaciones civiles, entregó 23 mil firmas ciudadanas que piden que no se deje pasar la denuncia contra Blanco, acusado por su media hermana de tentativa de violación. “Si permitimos que este caso quede en el olvido, estaremos enviando el peor mensaje posible: que los vínculos políticos están por encima de la justicia”, expresó Ballesteros durante una conferencia de prensa. Y en esta cancha, el mensaje es todo, aunque parece que algunos prefieren seguir jugando en la banca.
El paquete de firmas fue entregado por las activistas Paola Zavala y Gema Santana, como parte de un esfuerzo nacional liderado por más de 150 mujeres que, lejos de perseguir reflectores, exigen algo simple: que “el gobierno deje de proteger a agresores sexuales”. Un planteamiento que no debería parecer radical, pero que en ciertos círculos políticos todavía causa desconcierto.
El intento por retirar el fuero a Blanco no es nuevo. En marzo, la Cámara de Diputados desechó una solicitud de desafuero bajo el argumento de inconsistencias en la investigación. Desde entonces, el exgobernador de Morelos sigue desempeñando su cargo como si nada, protegido por una barrera que no está hecha de árbitros, sino de voluntades políticas.
“Esto no es un juego político ni electoral”, aseguró la legisladora de Movimiento Ciudadano, quien también subrayó que el fuero no debe traducirse en impunidad. “Cuando hay una denuncia tan grave como la de tentativa de violación, lo mínimo que debe hacer el Congreso es actuar. El mensaje debe ser claro: nadie está por encima de la ley”.
Sin embargo, hasta ahora el marcador se mantiene inmóvil, mientras en las gradas de la opinión pública crece el descontento. Por eso, nuevamente diputadas como Tania Palacios Kuri, Diana Gutiérrez y la senadora Alejandra Barrales han puesto sobre la mesa otra solicitud de desafuero, recordando que el caso no solo afecta a una persona, sino que “deja una deuda histórica con las víctimas de violencia”.
El partido no ha terminado. Pero si algo ha quedado claro es que, en la política mexicana, hay quienes saben moverse mejor que nunca cuando el silbato de la justicia apenas suena.
