
Agarra la jarra
Usó la melodía pegajosa. Los publicistas de la década dorada de los setenta. Remitidos a restarle consumidores a las marcas cerveceras. Mezclar el refresco con ron. Azúcar desdoblado en alcohol a la doble potencia.
Sabor dulzón. Nada comparado con la amarga sensación de la malta, lúpulo, cebada y agua.
En la reunión social, gira en torno a la piscina. El sol, las sonrisas florecientes y el brebaje preparado para tomar al momento. Desde temprana hora. Música, buena vibra, paz y amor.
Ampliado el circulo de amistades. Agarrar la jarra desde el miércoles. Aparecer por la oficina con los estragos del desvelo.
En el exceso está la penitencia. Los ligues en automático. Quien conoce las entrañas de radio pasillo laboral. El lic no busca reconciliarse con su mujer. Trae de fijo a la de Recursos humanos.
Van a aprovechar el puente para irse a Acapulco. La señora anda pidiendo el divorcio. Todo por agarrar la jarra en el town house de Tlalpan. Así diluyen las promesas de amor eterno.
Tomando ron con soda. En el botiquín de la planta existen diferentes marcas de medicamento contra el dolor de cabeza.
Las muchachas de capacitación están armando la siguiente reunión. Serán selectos los elegidos para participar en la tertulia.
Poco importa si es lunes. Buenos tragos. Excelente compañía. Con cuidado al manejar de regreso al hogar. Los tamarindos siempre cazan a los amorosos. Dale despacio. Susurra las calles de la balada desesperanzada. Nada de jarras de plástico. Sorpresas al fondo del cristal.
A dormir al sillón del living.