Durante la mesa de trabajo sobre la reforma al Poder Judicial de Nuevo León, la senadora Judith Díaz Delgado lanzó un firme llamado al Congreso local para que la iniciativa avance con perspectiva de género, transparencia y apego al mandato constitucional. La legisladora subrayó que homologar la legislación local con la reforma federal ya aprobada no es opcional, sino una obligación que se ha postergado demasiado tiempo.
“Para nosotros es muy importante que esta reforma constitucional se lleve a cabo ya en Nuevo León porque, insisto, este es un mandato constitucional”, puntualizó.
Díaz alertó sobre el retraso que varios estados —incluido Nuevo León— han tenido en armonizar sus normas judiciales, especialmente en puntos clave que benefician directamente a las mujeres. “Pese a que ya participamos en la elección federal, la homologación legislativa en la mayoría de los estados tiene una tardanza considerable”, reclamó.
Entre sus principales preocupaciones, la senadora rechazó la idea de imponer una planilla única en los procesos de elección de jueces y magistrados, ya que eso, aseguró, anula la participación de perfiles valiosos con años de trayectoria judicial. “No estoy de acuerdo en que haya una planilla única, porque eso deja fuera precisamente a gente tan valiosa que tiene muchísimos años en el Poder Judicial y que luego no puede escalar”, dijo.
Díaz enfatizó que el espíritu democrático de la reforma debe mantenerse intacto, permitiendo que los juzgadores sean elegidos por el pueblo, en un proceso abierto y cercano a la ciudadanía. Además, insistió en que la discusión local no puede eludir temas centrales como el nepotismo, los excesos y los sueldos que superan el del Presidente de la República.
Pero el eje de su intervención fue la falta de paridad en el Poder Judicial del estado, una situación que, dijo, arrastra una deuda moral con las mujeres. “Lo que nos costó la paridad en el Poder Judicial en el estado de Nuevo León es una deuda tremendísima”, aseguró, recordando su experiencia como diputada local cuando enfrentó resistencias al tema. “Soy testigo de eso porque fui diputada en la 68 Legislatura”, agregó.
Con visible indignación, denunció que hoy en día siguen ocurriendo nombramientos sin representación femenina. “Ni una mujer, y de paso lo digo de una vez: el machismo se queda pero bien metido en nuestra piel aquí en el estado. Pareciera como si las mujeres no existiéramos y se quedan fuera en todos lados”, lamentó.
Para Díaz, la paridad no puede ser una promesa a futuro ni una nota al pie de página en la legislación: “Esta reforma debe tener paridad desde ya, desde su nacimiento, sin regateos. Nada de que para el año que entra o para el 2030. Sin regateos”, exigió.
Al cerrar su participación, hizo un exhorto directo al Congreso del Estado para que esta reforma no se convierta en otra iniciativa que duerma el sueño de los justos durante décadas. La senadora dejó claro que avanzar con justicia social y equidad no es solo una necesidad jurídica, sino un acto de responsabilidad histórica.
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