
Peña Nieto: del olvido diplomático al revival de espionaje internacional
En México nunca falta un buen espectáculo y, como en las mejores telenovelas, los personajes que parecían haberse ido para siempre, reaparecen justo cuando uno menos los espera. Esta vez el turno es para Enrique Peña Nieto, expresidente de la república, quien ahora protagoniza un nuevo capítulo judicial, con todo y producción internacional, cortesía del software espía más famoso del planeta: Pegasus.
Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la nación y eterno protagonista de las conferencias matutinas, anunció con tono solemne que por fin se abrió una carpeta de investigación contra Peña Nieto. Sí, leyó bien: por fin. Después de años de silencio, discreción diplomática y autoexilio voluntario del expresidente, la Fiscalía ha decidido mover el expediente… o al menos moverlo frente a las cámaras.
“Vamos a reclamar a las autoridades de Israel que esta información que dieron de carácter mediático la podamos incorporar en una carpeta para seguir adelante”, dijo Gertz, confirmando que, además de evidencias, también se investigan los tiempos narrativos. Porque claro, la justicia mexicana parece funcionar a ritmo de novela por entregas.
Eso sí, el fiscal dejó claro que las relaciones con el gobierno de Israel “no han sido fáciles”. Tal vez porque cuando se trata de entregar personajes incómodos, los gobiernos se vuelven más herméticos que los teléfonos intervenidos con Pegasus.
La historia, como la reportó el medio israelí The Marker, apunta a que dos empresarios —Uri Emmanuel Ansbacher y Avishay Samuel Neriya— habrían financiado con 25 millones de dólares la campaña presidencial de Peña Nieto en 2012. El intercambio, como en cualquier transacción que se respete, habría incluido contratos de seguridad y, por supuesto, la adquisición del software que hoy hace temblar a políticos, periodistas y hasta fiscales.
Pero no se entusiasme demasiado. En México las investigaciones de alto perfil suelen tener una caducidad conveniente. A veces, inician justo cuando el personaje investigado ya está retirado, protegido por pasaportes diplomáticos y amistades internacionales. A veces, coinciden con el estreno de una administración o, como ahora, con una nueva presidencia que promete justicia sin amnistía… aunque en capítulos pausados.
Así que no se sorprenda si esta carpeta de investigación termina como muchas otras: guardada entre recuerdos, en ese archivo polvoriento de la impunidad nacional, mientras los protagonistas siguen disfrutando de su retiro dorado. Porque aquí, incluso el espionaje es predecible.