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Hugo Aguilar: “Sin la reforma judicial, yo no tendría ninguna posibilidad de ser ministro”

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Daniela Díaz

Con más de 6 millones de sufragios, Hugo Aguilar fue el candidato más votado en la jornada electoral en la que más de 99 millones de mexicanos fueron convocados para elegir a sus ministros. En diálogo con Sputnik, el que será, además, el próximo presidente de la Suprema Corte, recuerda sus luchas y los cambios que busca hacer en el Poder Judicial.

Oaxaca, el inicio

Hugo Aguilar Ortiz no solamente será, a partir del próximo 1 de septiembre, el primer ministro presidente electo de forma popular en la historia reciente del país, también se convertirá en el primer indígena en asumir dicho cargo.

Oriundo de la comunidad de San Agustín Tlacotepec, el ministro electo recuerda en charla con este medio su niñez en el estado de Oaxaca, uno de los estados más vulnerables del país y en donde más de la mitad de la población vive en situación de pobreza.

“Fue una infancia de contrastes; pobreza, por un lado, pero también mucho amor, mucha solidaridad, mucho acompañamiento tanto de mis padres, mis abuelos, mi familia, como de la propia comunidad”, cuenta el abogado, quien reconoce que la primera formación que tuvo fue la comunitaria, en donde los valores y los principios iban de la mano con el sentimiento de pertenecer a una colectividad.

Así, agrega, fue esta vida en colectivo lo que lo marcó. “En mi comunidad hay valores muy fuertes como el no robar, ahí es una conducta muy mal vista que lleva implícito el honor y la percepción que otros tienen de la comunidad”.

A pesar de que está a unas semanas de asumir como presidente del máximo órgano de justicia de México, Hugo Aguilar confiesa que dedicarse al Derecho no fue su primera opción.

“No quería estudiar Derecho, quería estudiar Matemáticas. Era bueno en Matemáticas e incluso fui a concursar a nivel estatal porque me latía eso. No fue posible porque no había recursos y mi segunda opción fue Leyes”, señala.

Su primer acercamiento con el Derecho fue cuando hizo su servicio social en el bachillerato en la Procuraduría de la Defensa Indígena de Oaxaca y a partir de ahí, dice, le surgió la inquietud de dedicarse a las leyes. Sin embargo, fue hasta pasado el primer año de la carrera cuando comenzó a ver la disciplina como una herramienta para reivindicar la lucha indígena.

“Me hice consciente de la enorme injusticia que viven los pueblos indígenas y a partir de ahí inicié un trabajo comprometido no solo, digamos, con la ley, sino sobre todo con la justicia“, apunta. Su paso por el zapatismo

Durante su juventud y mientras se formaba como abogado en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Aguilar Ortiz fue testigo de varios hechos históricos como la reforma agraria de 1992, la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994, y el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), también surgido en dicho año, en el cual participó como asesor legal.

El hoy ministro electo recuerda que su acercamiento con el zapatismo surgió cuando se hizo una convocatoria abierta a toda la sociedad para que se uniera a la Convención Nacional Democrática para trabajar en el entramado jurídico que daría paso a los diálogos con autoridades federales, algo inaudito en un México que para entonces buscaba apostar por el neoliberalismo dejando de lado a las comunidades indígenas.

Aunque asegura que no tuvo participación en términos políticos ni en términos de posicionamiento y que su aportación fue puramente técnica para “transformar las demandas y los planteamientos de los pueblos al discurso jurídico”, Aguilar Ortiz recuerda sus días en el zapatismo “con muchísima gratitud”.

“Nosotros hacíamos trabajo de reflexión, talleres en comunidades, organizábamos foros, organizábamos encuentros, seminarios, organizamos dos simposios latinoamericanos en Oaxaca, pero todo esto implicaba un diálogo entre nosotros, entre indígenas, entre intelectuales. Nunca se había abierto la posibilidad de esto dialogarlo con el Estado“, sentencia.

El EZLN, pondera el jurista, puso el tema indígena en la mesa de reflexión y del debate nacional. “Sentó al Estado por primera vez. Para nosotros era: nuestros planeamientos, nuestras demandas, plantearlo ante el sujeto que tomaba decisiones y que definía el rumbo de Estado, para mí, eso fue estupendo porque para mí no es suficiente la reflexión, no es suficiente una toma de oficinas ni el levantamiento mismo si no impacta en la estructura del Estado y la política pública del Estado. Y esa yo creo que ha sido la mejor enseñanza que tuvimos en aquella época”, asevera.

“Vamos a inaugurar una nueva época en el sistema de justicia”

Aguilar Ortiz señala que los juzgadores electos deben ser conscientes de que están “frente a una Constitución que vuelve a marcar un perfil social” y hace un llamado a impartir justicia con una perspectiva distinta.

“Si nosotros impartimos justicia apegados a la formalidad, al positivismo, a esta visión de que solo es Derecho lo que produce el Estado y que solo una visión tiene lugar, que no hay posibilidad para la pluriculturalidad, no habremos avanzado nada, vamos a regresar a los métodos tradicionales y vamos a obtener resultados similares de inconformidad y de injusticia“, abunda.

Sobre la polémica reforma judicial en México, el abogado mixteco explica que el hecho de democratizar el proceso de elección de ministros, jueces y magistrados tiene fundamento constitucional: “Yo diría que estábamos contraviniendo la Constitución en el modelo anterior”.

El artículo 39 constitucional dice que la soberanía reside en el pueblo, y que todo poder surge del pueblo y se instituye para su beneficio. “El único poder que no cumplía con este parámetro constitucional era el Poder Judicial” el cual, recordó, era electo por los otros dos poderes.

“Hacer democrático el Poder Judicial cumple, absolutamente, con uno de los fundamentos de la conformación del Estado mexicano. Segundo, la reforma para el caso personal y para los pueblos indígenas es una oportunidad histórica. Antes de la reforma, no estaríamos platicando acá, yo no tendría ninguna posibilidad de haber sido ministro”, asevera.

Su candidatura a ser ministro de la SCJN de México, abunda, está sustentada en la causa que ha sido su bandera desde que se inició en el Derecho: los pueblos indígenas.

“Yo desde mi juventud asumí que para mí era un deber histórico atender la situación de injusticia que viven, en particular los pueblos indígenas, pero en general los sectores vulnerables en el país. La apuesta mía es por justicia”, sentencia. “Es una decisión personal, pero en gran medida alentada y acuerpada, en gran medida, por los pueblos y las comunidades indígenas”.

De acuerdo con próximo ministro presidente de México, los sectores que históricamente se han visto beneficiados por el Estado no serán excluidos, pues desde el máximo órgano de justicia habrá certeza jurídica “para todos, en todos los niveles y en todos los sectores de nuestra sociedad”.

Sin embargo, abunda, una vez que asuma su cargo buscará hacer cambios a la escuela judicial, también pugnará por abrir la Corte y se trabajará en la creación de un área de orientación jurídica. “Vamos a hacer itinerancia, vamos a sacar la corte de la Ciudad de México. Hay temas muy importantes, trascendentes en las regiones y vamos a ir a las entidades federativas“, explica.

“Cuando uno dice que hay una deuda histórica con los pueblos, cuando uno dice que hay sed de justicia, no es retórica, es real. Todos los que contendimos y que fuimos a campo no me dejarán mentir, escuchamos muchas historias negativas de la relación de la sociedad y del ciudadano de a pie con el sistema de justicia”, dice.

Asimismo, dijo, se buscará trabajar más de cerca con las fiscalías del país para lograr una justicia pronta y expedita en todos los casos.

La reforma, acepta el ministro electo, dejó polarizado al Poder Judicial. Al respecto, apuntó, se buscará tender puentes con todos los trabajadores y, aseveró, “no se trata de un borrón y cuenta nueva”, sino de cambiar la perspectiva en la impartición de justicia.

“Lo peor que puede haber es que acentuemos esta polarización (…) Vamos a inaugurar una nueva época en el sistema de justicia de nuestro país, una nueva época que en gran medida va a depender de la Suprema Corte y del nuevo Poder Judicial, pero también va a depender de la ciudadanía, de los abogados, del cuerpo que hace justicia. Si todos caminamos a la misma dirección, y todos nos alertamos que hay un hecho de corrupción, que hay un hecho de nepotismo que debemos castigar, si todos coincidimos en que estos lastres tienen que desparecer, estoy seguro de que lo vamos a lograr”, concluyó. Sputnik

Fuente: https://noticiaslatam.lat/

© Sputnik / Alejandro Galindo

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