75 mil repatriados, un Chicharito sin filtro y un Bronco incendiado sin culpables
En un país donde las cifras se recitan como salmos y los escándalos deportivos terminan convertidos en clases de civismo, la agenda pública transita entre lo absurdo y lo alarmante. Y aunque la presidenta Claudia Sheinbaum asegura que se ha mantenido comunicación con los 75 mil mexicanos repatriados desde que Trump retomó la ofensiva migratoria, el matiz humano se diluye entre centros de atención, números redondos y declaraciones que, por muy bien intencionadas, suenan a boletín reciclado.
“Se ha dado atención a 45 mil de ellos”, dijo la mandataria. ¿Y los otros 30 mil? ¿Se despidieron con un “gracias por participar”? Nada nuevo bajo el sol: promesas administrativas, cifras apretadas y mucha fe en la contabilidad gubernamental.
Mientras tanto, en otro frente no menos mediático, Javier “Chicharito” Hernández vuelve a hacer ruido, esta vez no por un gol, sino por comentarios que le valieron una sanción de la Federación Mexicana de Fútbol por promover “violencia mediática”. Irónico que al máximo goleador del Tri lo hayan terminado expulsando del buen juicio. “Hace unos días… emitió declaraciones que promueven estereotipos sexistas”, reza el comunicado, como si se tratara de una tarjeta amarilla verbal. Y aunque su equipo asegura que “se tomaron acciones correspondientes”, lo cierto es que el daño ya estaba hecho. Incluso la presidenta Sheinbaum lo reprendió con una frase que debería ir en los vestidores de todos los estadios: “Las mujeres podemos ser lo que queramos y es una relación de igualdad”. Vaya, hasta parece que lo están preparando para entrar al VAR de la opinión pública.
Y mientras unos hablan de migrantes y otros de machismo en TikTok, en Nuevo León el fuego literal prende alarmas, pero el fiscal se apura a apagar las interpretaciones. El ataque a una de las propiedades del exgobernador Jaime Rodríguez, El Bronco, ha sido descartado como asunto político. Según el Fiscal Javier Flores Saldívar, todo fue obra de un hombre intoxicado que, machete en mano, decidió irrumpir, agredir y prender fuego como si fuera parte de su rutina nocturna. “No hay móvil, no hay motivo, mucho menos es un tema político”, insistió el funcionario. Así es qué, en este asunto mejor descartar todo lo que se pudiera alucinar el exgobernador que está fuera de foco, pero en los pasillos políticos se dice que continúa promoviendo gente para lograr lugares dentro de la política de Nuevo León.
Por lo pronto, la raza dice que él que sigue quemado no es solo su gym sino el ex funcionario que salió sin pena ni gloria del gobierno de Nuevo León.
