
Patricia Avila
Montevideo (Mesa Américas), 1 ago (Sputnik).- Cuando los arqueólogos estadounidenses Diane y Arlen Chase llegaron al sitio de Caracol, en Belice, la selva cubría aquella antigua ciudad maya, que cuatro décadas después sigue develando secretos -como la tumba del primer rey- y cambiando la historia conocida de esa civilización.
Por ejemplo, donde ahora puede verse el imponente templo piramidal de Caana (lugar del cielo, en lengua maya), con una altura de 43,5 metros, antes había montículos de tierra y árboles.
“No se veía nada de la arquitectura. Era todo montículos. Todo cubierto por la selva. Había que imaginarse lo que podría haber ahí. Había un pequeño rincón de uno de los edificios que tenía arquitectura en pie, para construir el dintel de madera. Y nada más. Los primeros años fueron bastante duros”, contó a la Agencia Sputnik la arqueóloga Diane Chase, preboste de la Universidad de Houston (Texas, EEUU, sur).
En plena selva, sin agua corriente, ni electricidad, ni teléfonos y a casi 84 kilómetros de la localidad más cercana, los Chase y sus colaboradores despejaron y mapearon durante casi 20 años unos 23 kilómetros cuadrados del sitio enclavado en una reserva en el centro-oeste de Belice, sobre el mar Caribe.
A medida que se internaban o excavaban más en el sitial, descubrían evidencias de una historia diferente a la conocida hasta el momento sobre los mayas o su relación con otras culturas mesoamericanas de la época, asentadas en lo que hoy son México y Guatemala.
Durante cuatro décadas hallaron edificaciones, sepulcros con restos humanos y ofrendas, y objetos que mostraban al mundo la ciudad maya más grande de la Península de Yucatán.
Sin embargo, recién en 2025 excavaron una tumba, presumiblemente del año 600 de nuestra era, descubierta en 1993 en una zona residencial, y lo que encontraron bajo esa cámara funeraria les quitó el aliento.
“En el momento en que lo vimos, sabíamos que teníamos algo importante”, confesó Arlen Chase a esta agencia.
Se toparon con una cámara funeraria debajo, cuyo suelo está a cuatro metros de la superficie, con un solo individuo enterrado y todo el espacio cubierto por cinabrio, un mineral rojo que se utilizaba para las tumbas de importantes figuras reales.
Los Chase habían encontrado a Te K”ab Chaak, el primer gobernante de la antigua ciudad maya y fundador de su dinastía real.
LARGA VIDA AL REY
Caracol fue la ciudad maya más grande en México, Guatemala o Belice, con 240 kilómetros cuadrados de extensión y una población de unos 100.000 habitantes a mediados del siglo VII.
Esta urbe dominó el sur de la Península de Yucatán desde aproximadamente el 560 d.C. al 680 d.C., pero fue abandonada hacia el año 900.
Más de 200 años antes del comienzo de su apogeo, precisamente en el 331 d.C., Te K”ab Chaak se coronaba como el primer rey maya, gobernando hasta su muerte, cerca del 350 de nuestra era.
Más de 1.600 años después, los arqueólogos encontraron en el sepulcro, además de los restos óseos, orejeras de jade -ornamentos usualmente utilizados por la élite– y una máscara mortuoria del mismo material.
“No sabíamos que era tan importante hasta que a mitad de la excavación encontramos tres sets de orejeras de jade, la mayor cantidad que hemos hallado en un entierro, y luego hallamos una máscara de jade. Y en ese momento empezamos a reanalizar esto. Mirando la datación estratigráfica y el contexto arqueológico de la tumba, este tiene que ser Te K”ab Chaak”, contó el investigador.
Si bien habían excavado otras tumbas reales, ésta fue la primera de un gobernante de la ciudad.
“El hecho de que sea la tumba de un gobernante es increíblemente importante. Nunca habíamos encontrado una tumba que pudiéramos identificar como de un gobernante en Caracol. Excavamos varias tumbas reales, pero ninguna que pudiera ser de un gobernante”, relató Diane Chase.
En la tumba hallaron restos óseos de un hombre adulto de edad avanzada como lo demuestra la mandíbula sin dientes y las cavidades de éstos cicatrizadas; el gobernante medía aproximadamente 1,70 metros en el momento de su muerte.
“Ni siquiera hay huecos donde estaban los dientes. Hay una mandíbula sin dientes, solo hueso donde deberían estar los dientes. Y eso dice algo sobre esa persona también, estamos hablando del 350 de nuestra era y aquí hay alguien que vivió hasta una edad avanzada en ese tiempo sin dientes. Por lo tanto era alguien que tuvo una buena vida, que fue bien cuidado”, añadió la arqueóloga.
Los científicos están en proceso de analizar mediante ADN y datación de carbono los restos del rey, agregó.
La tumba real contenía además 11 vasijas de cerámica, huesos tallados, conchas marinas del Pacífico, cuentas tubulares talladas intactas, orejeras de jade y la máscara mortuoria de jade.
Algunas de las vasijas tienen grabados de un gobernante maya sosteniendo una lanza y recibiendo ofrendas de los suplicantes en forma de deidades; otras muestran a Ek Chuah, deidad maya del comercio, rodeado de ofrendas, y en cuatro de ellas aparecen prisioneros atados.
REESCRIBIENDO LA HISTORIA
En 2010, los arqueólogos hallaron en la misma zona residencial un entierro de estilo teotihuacano con artefactos provenientes del centro de México, donde dominaba la cultura teotihuacana a más de 1.200 kilómetros de distancia.
“Era el único hallado en el área maya y siempre quisimos saber qué significaba, porque es anterior en el tiempo a cuando dicen quienes estudian los jeroglíficos mayas que Teotihuacán fue importante en esta región, donde dicen que ingresó en el año 378”, comentó el arqueólogo.
El hallazgo de la tumba real, debido a su datación, muestra que el gobierno dinástico de Caracol no fue impuesto por Teotihuacán, sino que es una forma interna de los mayas que se desarrolla en su área, explicó, por su parte Diane Chase.
La arqueóloga agregó que los objetos en la tumba del rey que no son originarios de la zona, como las conchas marinas de la costa del Pacífico, fueron resultado del comercio con otras regiones.
La influencia de Teotihuacán, una megalópolis prehispánica que incluso precedió al Imperio Azteca en el centro de México y dominó el área, fue definitivamente posterior, afirmó.
“Cuando tomamos todo lo que hemos hallado en este sector, lo que nos muestra que los mayas en esa época, al igual que todos los pueblos de Mesoamérica, estaban increíblemente conectados. No es que un grupo tomó el control sobre otro, están conectados entre sí en una especie de esfera mesoamericana global, no tan grande como nuestra esfera global actual, pero en ese tipo de esfera”, explicó la investigadora.
Además, muestra cuán importante era Caracol como sitio para el mundo maya, tenía mercados, terrazas para la agricultura, lugares de fabricación de armas de piedra, sistemas comerciales y lazos diplomáticos con otras culturas.
“Se suele asumir que los sitios en Guatemala o México son los más importantes. Pero, claramente, Caracol fue un actor clave en todo esto”, dijo.
Además de intentar hallar la relación entre las dos ciudades más importantes de la época, los arqueólogos también querían encontrar el por qué los mayas abandonaron Caracol poco después del año 900.
“Tienen una hermosa ciudad. La tierra es muy fértil. Puede crecer. Podrían haber seguido cultivando. Y todas las tierras bajas mayas del sur fueron abandonadas después del año 950 (…) La parte central, donde se encontraba el apogeo de la civilización, desapareció por completo y nunca se recuperó como antes”, comentó el científico.
Los arqueólogos dijeron que los diversos cambios en la sociedad maya -en gobernanza, sistemas económicos y otros-, además de inconsistencias en los patrones climáticos, parecerían ser la causa del abandono.
“Pero aún necesitamos saber más para comprenderlo realmente, porque no ocurre al mismo tiempo en las tierras bajas mayas. Hay más de 100 años entre el colapso de un sitio y el de otro. La cuestión es que hay mucho más por descubrir. Hay mucho más que aprender. Y cada temporada de campo, obtenemos información adicional que complementa la anterior, una visión más amplia de la historia, una mejor visión de la misma. Así que la estamos construyendo bloque a bloque”, afirmó Diane Chase.
DESENTRAÑANDO LO OCULTO
Los Chase, que llegaron a Belice con la Universidad de Florida (EEUU) fueron los primeros en utilizar la tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging), una herramienta de teledetección que utiliza rayos láser para medir distancias y movimientos precisos en un entorno, para descubrir lo que se ocultaba bajo la selva.
Los arqueólogos, que comenzaron a trabajar en Belice porque era el país de la región que permitía investigaciones en las que participaran estudiantes universitarios, tuvieron la ayuda del Servicio Forestal de Belice para poder llegar y salir de la antigua ciudad maya durante dos décadas porque no había un camino, recientemente terminado.
Hasta recibieron suministros de agua vía helicópteros de la Fuerza Aérea británica porque dependían de la lluvia para abastecerse y aprendieron que es mejor no excavar en la temporada de lluvias.
Los investigadores encontraron otros obstáculos como el financiamiento, que tuvieron que reunir a pulmón en sus inicios, y el saqueo en la zona arqueológica por parte de personas que ingresan desde Guatemala, a cuatro kilómetros de Caracol, para recolectar flores y madera.
Y también es necesario convencer a los colegas de lo importante que es lo descubierto, y todo lo que falta por descubrir.
“Siempre hay cosas que no sabemos, y siempre hay cosas de las que queremos saber más. Y hay cosas que deseamos (saber), pero no vamos a obtener”, concluyó la investigadora. (Sputnik)
Fuente: https://noticiaslatam.lat/
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