martes, 12 agosto 2025
27.4 C
Monterrey

Gerardo Ledezma

Últimas Noticias

Cuando negar lo evidente se vuelve un acto casi artístico

Resulta casi poético, en su absurdo, escuchar al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu afirmar que si quisieran hacer un genocidio, eso habría ocurrido “en una tarde”. En la misma frase, desmiente la devastación que hoy azota Gaza y la muerte de al menos 100 niños, asegurando que su gobierno, lejos de castigar a la población, ha facilitado toneladas de ayuda humanitaria y enviado mensajes para que huyeran del peligro. Porque, claro, nada dice “ayuda” como un bloqueo y bombardeos constantes. La narrativa oficial insiste: no hay hambre, no hay sufrimiento, sólo un conflicto que se maneja con “humanidad” y “responsabilidad”.

Mientras tanto, en Veracruz, algo parecido —aunque en otro registro— estaba pasando hasta hace poco. La gobernadora Rocío Nahle defendía la idea de que la maestra jubilada Irma Hernández Cruz murió por un infarto, ignorando evidencias, videos y la realidad más cruda: la mujer fue secuestrada, torturada y asesinada por un grupo de delincuentes. Afortunadamente, la Fiscalía General del Estado finalmente rectificó y confirmó que la maestra sufrió violencia y murió a causa de ella. Cuatro personas ya están en prisión preventiva, y las investigaciones avanzan. Pero no sin antes mostrar el insólito espectáculo de negar lo evidente frente a un país que reclama justicia.

Tanto Netanyahu como Nahle parecen competir en la extravagancia de sus declaraciones: mientras uno niega la hambruna y las muertes en Gaza, la otra intentaba disfrazar la brutal realidad de un secuestro y asesinato. Ambos casos retratan una tendencia preocupante, donde la verdad se convierte en una cuestión de discurso oficial, y la realidad queda supeditada a la conveniencia política.

La lección, aunque amarga, es clara: negar lo evidente no borra el sufrimiento ni la injusticia. Y aunque algunos se empeñen en vestir la mentira con palabras cuidadosamente elegidas, la verdad siempre encuentra la manera de hacerse visible. Porque una tarde no basta para borrar el dolor, ni un comunicado oficial para ocultar la brutal realidad.