
Divorciarse duele… salvo para el perro
En la Ciudad de México parece que ya no basta con repartir muebles, coche y culpas en los divorcios; ahora también habrá que pelear por el lomito. Y no es metáfora: los jueces podrán decidir quién se queda con la custodia de Firulais, con calendario de visitas, manutención y hasta atención veterinaria.
La diputada Luisa Ledesma lo dijo clarito: “se permitirá a ambos mantener un vínculo con su ser sintiente”. Porque ya ve usted, en este país hasta el ex puede volverse prescindible, pero el perro jamás.
El diputado Royfid Torres celebró que la familia ya no sea solo papá, mamá e hijos, sino “un espacio de amor, de cuidado y de compañía”. Y ahí entra el gato que lo ignora a uno toda la vida, pero que también cuenta como núcleo duro de la convivencia. La diputada Elvia Estrada lo elevó a rango constitucional: “la protección de los animales no es una opción moral, es una obligación jurídica”. Así que si usted pensaba librarse de su ex con una firma, piénselo de nuevo: su pug puede mantenerlos unidos para siempre, aunque sea en la puerta de la veterinaria. Y bueno todo viene a colación por que en el Congreso de la Ciudad de México (CDMX) se aprobó una reforma al código civil, para que los jueces incluyan en los acuerdos de divorcio, la manutención y cuidados de los animales de compañía.
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, Beatriz Gutiérrez Müller tiene sus propios pleitos familiares, pero no con el perro, sino con la prensa española. Resulta que el diario ABC aseguró que se mudó a Madrid con su hijo, lo que, según ellos, contradice sus posturas latinoamericanistas. Ella lo niega y contraataca calificando a los medios como “calumniadores profesionales de la derecha más rancia y corrupta”. Y como si fuera poco, lanzó su carta más fuerte: “Han vilipendiado por los ideales de ese loco hermoso llamado AMLO. Estamos siempre en resistencia”.
El escándalo se centra en si vive o no en La Moraleja, barrio tan exclusivo que hasta los divorciados de la CDMX podrían pelear por la custodia del portero. “Afortunadamente el hampa del periodismo y sus jefes, los de la mafia del poder, cada día enseñan más el cobre”, agregó Gutiérrez Müller, con dedicatoria incluida para quienes insisten en ubicarla en la capital española.
Así que, entre los que se separan pero no sueltan al perro, y los que juran no mudarse pero reciben jaurías de titulares, queda claro que la política y la vida privada en México tienen algo en común: nadie se salva de terminar discutiendo sobre la custodia, aunque sea del chihuahua o de la reputación.