Otra vez el Vasco, otro trago amargo para el aficionado mexicano
Parece que la Federación Mexicana de Futbol nunca se cansa de probar su propio cóctel de mediocridad. La receta es sencilla: se mezcla desinterés, se adorna con discursos vacíos y se sirve en horario estelar por las televisoras que dictan lo que el pueblo debe tragar. Esta vez el trago vuelve a tener el sabor de siempre: el del mismo entrenador reciclado, el del “Vasco” Aguirre, ese que promete fortaleza mental mientras el marcador ante Colombia aún arde en la memoria.
A ocho meses del Mundial, la FMF sigue vendiendo esperanza con el cinismo de quien sabe que la gente la comprará de nuevo. Aguirre, sin redes sociales pero con ego de influencer, asegura que “el que no aguante vara no tiene fortaleza mental para estar en el Mundial”. Qué reconfortante oírlo después de un 4-0. Según él, es momento ideal para medir la resistencia emocional de sus muchachos. No de resultados, claro, sino de aguante a la crítica.
El técnico dice que “quiere vivirla como entrenador, estar junto a ellos”, como si de verdad alguien estuviera rogando por verlo dirigir otro episodio de la misma telenovela tricolor. Sorprende —según él— la “autocrítica del vestidor”, como si el espejo fuera suficiente para ocultar la goleada o el juego sin alma que la gente observa cada vez que prende la televisión.
Pero nada cambia. Ni los discursos, ni los fracasos, ni las manos invisibles que deciden qué se transmite y qué se calla. Los aficionados seguirán pagando boletos, los medios seguirán vendiendo ilusiones y la FMF seguirá convencida de que la paciencia nacional es infinita.
Y cuando llegue el Mundial —en casa, nada menos— y México vuelva a estrellarse en ese muro llamado “quinto partido”, no faltará quien culpe al árbitro, al clima o al destino. Mientras tanto, los verdaderos responsables seguirán brindando por la “fortaleza mental” desde su palco climatizado.
